Pipi pi pi-pipi pi pi (mi depertador, diez de la mañana)
KATRASSSS (la patada que le puse, diez de la mañana)
Mmmmmm, la cama está calentita y afuera hace un frío horrible. Buf! No tengo ganas de lenvantarme, encima no me puse piyama para dormir... un ratito mássss...
Me levanto, las ardillas huyen debajo de mi cama cual pitufos perseguidos por Gargamel. Piso dos y me las pongo como chinelas.
En el baño todo está normal, me doy una ducha calentita y todo el baño se inunda con un delicado y fino vapor. Las ardillas aprovechan el momento para huir... jodidas perras, voy a comprar repelente para ardillas. El negro violador del armario de baño intenta nuevamente probar suerte... hoy puse ratoneras. Me lavo el pelo con la tranquilidad de quien se sabe dueña de todo el tiempo del mundo, de fondo se escuchan los gritos del negro que ya está pisando las minas anti-personales. Ahhh cuánta paz.
Voy a la heladera y el puto pinguino sale huyendo, jodido perro, voy a comprar repelente para pinguinos. Me como un Yogurt sin calorías y me revienta la bombacha de la panza que me salió. Mierda!, estoy gordita. Ni hablar, tengo que entrar a la facu.
Me subo en mi robot Alberto (es una mezcla entre el robot de los Power Rangers y un Fiat Uno) y salgo rumbo a Naturales.
PRAM PRAM! Mientras camino hago templar el piso, las viejitas escupen sus dentaduras, las tortugas me tiran con los caparazones y ese pibe de ahí me miró con cara de baboso. Crashh! Lo aplasto.
Llego a la facu, puntual como siempre, ato mi robot con las demás bicis y me voy a cursar.
Hoy va a ser un buen día, o al menos tuvo un buen comienzo. |