LOS REYES MAGOS
Hoy he quedado solo,
han salido mis padres,
ya he cumplido los ocho,
soy grande y responsable.
Han golpeado tres veces
la puerta del zaguán,
no cuentan con mi astucia,
no me sorprenderán.
“Quién golpea la peta”
pregunto con voz gruesa
y alguien del otro lado
con susto me contesta:
“Disculpe Señor mío
que me atreva a llamar,
somos los reyes magos,
mi nombre es Baltazar”.
¿Qué escuchan mis oídos?
¿es sueño o realidad?,
quité pronto el cerrojo
y los dejé pasar.
Me alzó un Rey en sus brazos,
me dijo: “eres buen chico,
los reyes agradecen
tu muestra de cariño”.
Allí sin mas palabras
se dieron a juntar
en manteles y sábanas
que había en el placard.
Pusieron los adornos,
los jarrones, los cuadros,
la raqueta de tenis
y el secador del baño.
También las cacerolas,
el balde y el fuentón,
las copas, los cubiertos
y el viejo cucharón.
Le pregunté curioso:
“Baltazar dime tú
¿precisan tantas cosas?
disculpa la inquietud”.
Me dijo con ternura:
“es por la gente pobre,
ya viene el seis de Enero
y no tienen un cobre”.
Lo comprendí al instante:
“Que bello que es tu gesto,
te prometo este día
que siempre seré honesto”.
Ya prontos a partir
cargaron la pick up,
los camellos no pueden
con tanta inequidad.
Con su dulzura inmensa
volvió a mí Baltazar,
me dijo: “El Rey te aprecia,
nobleza te ha de dar”.
“Te nombro Principito
de amor y de amistad”
y puso en mi cabeza
su gorra N B A.
“Recuérdalo pequeño,
no te pueden retar,
la nobleza es diamante
de los que saben dar”.
Cuando llegue mi padre
que orgulloso estará,
al mirarme a los ojos
un Príncipe verá.
Ya no podrá decirle
con su tono enfadado
a mi mami querida:
“Este chico es tarado”.
|