La veladora está situada junto a su cama, desprende un olor un tanto raro, sofocante, la oscuridad reina, solo esa pequeña y tenue luz trata de alumbrar el espacio.
Reclinado sobre la cabecera de su cama se mece, sus suspiros llenan el aire; a lo lejos solo se ve su sombra temblando, el escalofrío recorría su cuerpo.

Minutos antes del suceso se encontraba plácidamente, visitando rincones de su mente descansando en pacifidad. Cuando derrepente algo invadió su sueño, un oscuro sentimiento se colaba por su corazón, el vacío se apodero de su cuerpo, lento y poderoso, poco a poco las luces se volvieron oscuras, las sonrisas en muecas, y un frío le arrebato de manera dolorosa.

Intempestivamente abrió los ojos y lo que pudo vislumbrar le heló la sangre... dos manos arrugadas con uñas largas y amarillentas revelaron la vejez de su dueño; se abrian camino sobre las sábanas, ansiosas por llegar a su objetivo, sedientas, crueles y malévolas.

Trató de moverse pero le fue imposible, se encontraba estático, inerte, no sentia ni un centímetro de su cuerpo. Trató de gritar , pero su boca no profirio ninguna clase de sonido; angustiado y desesperado seguia tratando de moverse pero no era posible, cada fragmento de minuto las manos se acercaban más.

Segundos antes de que estas lograran su cometido, un aluz llenó la alcoba, el miraba expectante, sin siquiera pestañar, muy atento a cualquier movimiento y par asu sorpresa la sombra que se encontraba a un lado del interruptor su tía, alta y delgada ,llevaba puesto el mismo batón que 30 años antes su esposo le habia regalado, al verla emitió un grito, y notó que volvia a tener movimiento y fue redescubriendo cada parte de su cuerpo. Lenta y fragilmente corroboro que todo se encontraba en en su lugar después de recuperar el control sobre si mismo balbuceó lo sucedido, pero su tía simplemente no lo creyó, por lo que apagó la luz y ordenó que volvieraa dormir.
El niño lo intentó , pero en el momento en el que se tranquilizó, pudo ver cómo las manos, aquellas viejas manos volvían a subir arrastrandoce sobre la cama.