Te disfrazas con sonrisas y amistosamente te introduces en mis sueños que bañados en tonos grises te acogen y te adecuan a su estructura una tanto dramática.
Poco a poco, como en un filme mudo, vas conociendo este nuevo mundo; lo recorres y mi pensamiento te recorre, no necesitaría más. Sin embargo das más; volteas y sonríes, mantienes tu mirada y vuelves a sonreír. Ilusión.
Vas transformando este espacio incoloro en un paraíso con la luz que irradias. Tienes ese algo que no sé qué, que qué sé yo que me hace pensarte más de lo que quisiera, o menos tal vez, sólo sé que te pienso.
Te siento, sé que es un sueño (claro, estás tú) sin embargo puedo sentirte, olerte… quisiera escucharte, pero ¿qué dirías que mejore esto? Exacto, ese silencio que me incomoda tanto, eso quería oír. En este momento podrías tomar una pieza de mi vida, podríamos jugar, podrías llevarla y yo pasar el resto buscándola…
¿Y si te encuentro me la regresas? No, ya sería tuya, te encontraría y con eso se complementaría lo que parecía (parece) faltar.
Por la mañana no recordaré todo lo que ha pasado, después de los diez minutos las imágenes serán difusas… pero ya nos citamos, te veré aquí cada noche. Tú en ese mundo que llaman –real- cuando te despiertes sentirás un breve escalofrío, busca bajo tu almohada, hay algunos acertijos que te grité hace un tiempo… posiblemente ya puedas responderlos. Quizá no.
Soñaré un poco más, volaremos, caeremos, reprobaremos, inventaremos… |