AMOR EN EL TIEMPO
Ciertamente había muchas preguntas que hacer, tenía sospechas y dudas, pero no se podía negar a sí misma que la inesperada llamada recibida le provocaba inquietud en su interior, en las aguas cristalinas del lago de su vida fue como la piedra que remueve el sedimento del fondo y que hace perder transparencia, la borra que se creía olvidada para siempre vino a manchar la claridad y fue ganando terreno cada día.
¿Qué intrincados senderos recorren los recuerdos en nuestras vidas?
¿Por qué de pronto, nada es igual?.
Se sorprendió cada día esperando esa llamada que la llevaba a los días de juventud, ese evocar momentos que había decidido desterrar hacía ya tiempo.
Cuando parecía que su vida estaba resuelta con una estable y tranquila quietud y si tal vez no era feliz, ciertamente tenía algo que se parecía a la felicidad, por lo tanto sus días transcurrían calmos y serenos....hasta el momento de la llamada.
El corazón guarda de preferencia los recuerdos alegres, como un medio de sobre vivencia o algo parecido.
Con el pasar de los días, Pedro ya no fue tan perfecto, las pequeñas diferencias fueron creciendo y el refugio natural de Anna, pasó a ser David con sus llamadas, sin darse cuenta se encontró evocando cada momento vivido con ese primer amor y su corazón daba un vuelco cada vez que sonaba el teléfono, reparó en que todas las veces en que tenía alguna dificultad, terminaba anhelando hablar con David, se fue involucrando de tal manera que comenzó a cambiar sus hábitos y las dietas llegaron como cosa natural, era cuestión de tiempo en reencontrarse con ese amor que despertó del letargo invernal de tantos años, por lo tanto se dio a la tarea de modelar un tanto su físico, ciertamente había cambiado con los años y unos kilos demás la incomodaban de sobremanera.
Llegó diciembre y con él la esperada cita, aunque los resultados de las dietas no eran los esperados, no quiso dilatar por más tiempo la incertidumbre, que ocurriera lo que había de ocurrir. No era necesario ponerse de acuerdo en como se reconocerían...estaba segura que lo reconocería sin problemas y así fue en efecto, cuando lo vio parado en las afueras de la estación central, su corazón se paralizó por un segundo para luego seguir latiendo con fuerzas, después del saludo se fueron a un local cercano a conversar un refresco, David la miraba embelesado como transportado al pasado trayendo ante sí a la niña de su juventud y era ella, era la misma. Para Anna él era también el mismo chiquillo alegre de ojos verdes a quien tanto amó, pero reprimía todos los sentimientos que pugnaban por salir, para concentrarse en el relato de sus vidas después del fin de su noviazgo, por eso tal vez ella se sorprendió cuando al despedirse, David al momento de besarla en la mejilla giró inesperadamente su cara, para estampar un beso entre su mejilla y su boca, de la misma manera que lo había hecho veintitrés años antes cuando se conocieron.
Se encaminaba a tomar el bus a su casa cuando su teléfono sonó, era David que llamaba para disculparse por el atrevimiento, - No hay problemas – dijo Anna – me sorprendió, pero no me molestó – agregó y quedó tácitamente aceptado el cambio en la relación.
¿Cuánto se está dispuesto a hacer? ¿ Hasta donde está dispuesta una persona a llegar en una locura?
Anna no lo sabía, hasta ahora nunca se planteó la posibilidad siquiera de embarcarse en una aventura.
Los encuentros con David se fueron haciendo cada vez más frecuentes, habían llegado a tal riesgo, que él la pasaba a buscar casi a diario en su auto muy cerca de su casa.
Elegían lugares inverosímiles para encontrarse, una vez lo hicieron en la Vega Central, algo aparentemente muy fuera del protocolo del romanticismo que ameritaba la relación, pero David salvó el precipicio con una rosa roja, una vara al natural sin papeles ni celofán, solo la rosa sin espinas, Anna quedó encantada, más enamorada que nunca en su vida, si la felicidad existía, tenía que ser esto, este vivir los momentos como en otra dimensión, miraba a David mientras este conducía por la ciudad y lo sentía como el hombre de su vida.
La tarde se fue lenta y al momento de despedirse él reparó en la rosa.
- No puedes llegar con una flor a tu casa – le dijo...tu marido sospechará.
Ella lo miró, con la felicidad desbordando por cada poro de su cuerpo
- No te preocupes.....pero esta rosa, no la tiraré jamás –
Se despidieron con un beso...suave...largo..mágico.
El trayecto a su casa lo hizo en un aire renovado, en otro mundo, en el mundo de la fantasía y al llegar a su departamento se encontró con que Pedro la esperaba. Miró la rosa...luego dijo –
Me trajiste una flor....Amor eres lo máximo...te amo.
Anna como si nada, negando con su cabeza respondió
- No...no es para ti cariñito...es mía me la regalaron a mí –Luego se lanzó a contarle....me la regaló un “mino más rico” – dijo riendo, para agregar enseguida –
- Iba pasando por Mapocho, ahí donde está la pérgola y un viejito que vendía flores me dijo. “ Tome...linda señora...le regalo esta rosa por su sonrisa de ángel”
- Lo encontré tan tierno, debe haber tenido como ochenta años...la pondré en la mesita al lado de mi cama.
Lo demás fue un ir juntos a la cocina a preparar la cena, pero algo cambió dentro de Anna, era la primera vez que mentía en su matrimonio y se dio cuenta que no le costó.....pero se sacudió rápidamente la culpa y besó a Pedro como lo hacía siempre......casi como siempre.
El tiempo transcurrió de prisa de la mano del nuevo amor ( viejo amor), una tarde de verano después de varios meses de paseos y caricias sin un acuerdo previo, sin hablarlo se encontraron entrando un motel para consumar este amor de toda una vida, porque nunca habían llegado hasta más allá de las caricias apasionadas, siempre se quedaron al borde del abismo, ahora darían el salto....y se amaron con locura, con deseos guardados por más de veinte años, atesorados en el fondo de sus corazones, terminaron reposando el amor, abrazados, con lagrimas en los ojos, cuando se despidieron ese día en la radio sonaba la canción de Arjona....Sin daños a terceros.
Se encaminó a su casa, era otra Anna, ya no era más la misma que salió hace una horas, pasó a comprar algunos bloqueadores y cremas...en el departamento, la esperaban Pedro y sus hijos..partían de vacaciones a la playa, en la noche se excusó en el cansancio del viaje para mantenerse pegada al recuerdo de David, a su olor, a su sexo.
Nada es eterno, la lucidez llega tarde o temprano, para Anna fue temprano, en Agosto, después de casi un año de amores clandestinos, la ocasión...el cumpleaños de Pedro, con toda la familia reunida festejando.
Pedro pidió un minuto de atención y levantando su copa dijo.
- Quiero alzar esta copa...para brindar por la mujer más hermosa de este mundo, por la mujer que me ha dado todo...porque sin ella, yo no sería lo que soy...porque yo no podría vivir si ella me falta...porque la amo con todo mi corazón...con toda mi alma...y acercándose a Anna la abrazó dándole las gracias por todo el amor y la felicidad que le brindaba cada día.
Anna lo miró, con los ojos llenos de lágrimas sin poder reprimir el llanto, pensando..¿ Qué te estoy haciendo?..tu no merece esto...perdóname amor..por favor perdóname...Se abrazó a él, tomando la decisión, una decisión que sabía llegaría.
No era fácil, ¿Cuántas veces oyó decir que se puede amar a dos personas a la vez? Y cuantas veces ella lo negó como algo imposible, mas ahora, con profundo dolor comprobaba que si se puede, pero la decisión ya estaba tomada.
Dos días después del cumpleaños de Pedro, el teléfono la sobresaltó, era David, su cabeza toda decía...debes decirle que todo terminó....pero su corazón replicaba.....No lo hagas, es el amor de tu vida.
Luego de contarse cada uno lo que habían hecho en los últimos días, respiró profundo y sin más dijo.
- tomé una decisión...ya no puedo más... tenemos que terminar, esto es una locura.
- Me dejé llevar, volví a los quince años, pero no puede ser, te juro que nunca fui tan feliz, cada palabra que te dije fue verdadera, pero desperté, tengo una familia y tu tienes la tuya, no tenemos derecho a causarles daño....fue una ilusión.
No le dio tiempo a replicar y con el corazón en la mano le cortó, se dirigió al dormitorio, tomó un libro de la mesita, lo abrió y con una rosa roja reseca por el tiempo, lloró....lloró desconsolada.
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