Historias de vida del barrio
2-
Doña Lola
El muchacho de la sodería subió rápido al camión, saludo con la mano a la dueña de casa, eran las once de la mañana y debía llegar a tiempo, los días de cobranza a veces se demoraba.
Doña Lola le devolvió el saludo distraídamente, Lola era de esas vecinas que estaban todo el día haciendo algo, nunca estaba quieta, su casa brillaba , cocinaba como un chef, la ropa impecable y siempre con una sonrisa amable.
Era notable la atención que el barrio ponia en su jardín, realmente era envidiado por cuanta mujer pasara por su vereda, ella lograba maravillas, como suelen decir por ahí las expertas “tiene la mano verde”. El misterio era que no se la veía trabajar demasiado en el, a menudo le preguntaban con curiosidad cuando le dedicaba tiempo, y ella contestaba,
- Siempre tengo un ratito para todo y se reía bajito.
*****
Doña Lola tenía una esbelta figura, de piel blanca y suave, cabellos abundantes y cuidados, lo más notable eran sus grandes ojos verdes, su mirada parecía repartir luz ,como si le saltaran chispitas.
Usaba ropa holgada pero se le adivinaba un cuerpo sólido y bien provisto que no acusaba flacideses. Esta era otra de las cosas que le envidiaban las vecinas y ni que hablar de sus maridos, que pasaban por ese cuerpo lánguidas miradas.
Su esposo, don Paco, en cambio era todo lo contrario, siempre con un gesto adusto, serio, casi como enojado, saludaba con formal cortesía y nada mas, no se le conocían amigos en los cinco años que vivían en el barrio.
Don Paco salía temprano a trabajar y regresaba por la tarde, siempre seguia la misma rutina, llegaba, se cambiaba, luego leía el diario y miraba las noticias en la tele, cenaba y se acostaba.
Cuando habían llegado al barrio sus hijos los visitaban a menudo, ahora con sus familias aumentadas solian venír los fines de semana, las visitas eran cortas, casi como de obligación, con el tiempo se fueron espaciando y ahora ya no se los veía mucho.
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Doña Lola aun no había cerrado la puerta de calle cuando paro un señor que le pregunto,
- Es usted la señora Lola
- En efecto, soy yo, respondió con una sonrisa,
- ¿En que puedo ayudarlo?
- Soy Roberto, se acuerda, de la casa Electrolux, resulta que hoy debía pasar Alberto, pero no pudo venir
- Ah, ahora recuerdo, pase, pase por favor
- Permiso, dijo Roberto y entro a la casa.
*****
Don Paco consulto el almanaque y miro el reloj, aun tengo tiempo, se dijo por sus adentros,
Continúo con sus tareas contables sin prestarle atención a otra cosa.
El estudio donde trabajaba desde los últimos cinco años se encargaba de llevar los libros de una gran cantidad de casas de comercio, entre ellas algunas le resultaban familiares, el almacén de García, la soderia de los Pérez, la casa de electro domésticos, la mueblería de Don Costello.
Esa semana en la oficina se había enfermado Susana, la vieja empleada , ella era la que se encargaba de llevar las cobranzas y el asiento en los libros.
El contador le pidió a Paco que se encargara de esa tarea, cosa que el realizo con gusto, deseaba hacer algo distinto.
Mientras Paco repasaba las facturas y comprobantes de pago leía atentamente la razón social o el nombre del propietario del negocio, miro el de la sodería Pérez, el era cliente y les pagaba mensualmente, busco la factura que correspondía a su pago ,pero no la encontró. Lola le comento que había pagado el miércoles al sodero, Paco pensó que también debían estar las facturas de la casa de electrodomésticos, ya se habían pagado las cuotas de la heladera y el televisor.
Paco busco pero no encontró las facturas, le llamo la atención pero no le dio importancia, aun no las habrían entregado.
Con parsimonia siguió haciendo la tarea, pero sus pensamientos comenzaron a escaparse y fueron centrándose en recuerdos de la última mudanza.
Paco se crispo y pego un salto cuando el contador le aviso que ya era la hora de cerrar el estudio , ese día terminaban dos horas antes por decisión del jefe , era su cumpleaños y les hacia el regalo a todos .
*****
Un día ya hacia bastante tiempo Ramiro fue a la casa de sus padres acompañado de las nenas. Pensó que seria una sorpresa, hacia mucho que no las llevaba, así que decidió no llamar, tenia llave.
Puso la llave en la cerradura y giro la misma, empujo la puerta ,la que al abrirse produjo un fuerte chirrido.Ramiro escucho movimientos y voces ahogadas que venían del living,
-¿Paco, sos vos? escucho preguntaba su madre
Ramiro algo alerta le contesto
- No mamá, soy yo, estoy con las nenas
-Ya voy espérame ahí, ya voy, le dijo su madre sofocada
Ramiro miro a sus hijas y se distrajo viendo por la ventana hacia el patio, ahí fue que se quedo frito, muy apurado salia el vasco Ortigoza, el dueño de la fiambrería que estaba en la esquina.
Su madre apareció algo acalorada y con una sonrisa algo forzada, les dijo
- Que sorpresa, ¿como están mis niñas?, ¿como estas Ramiro?
-Muy bien mamá, y papá por donde anda
-Paco hoy fue hasta Derqui, para ver si cobraba ese dinero que le debían, vendrá mas tarde.
- Ah contesto Ramiro, ¿que hacías?
- Nada, nada, recién termine de planchar, luego agrego,
-Tomamos unos mates, pasen vamos a la cocina, ahí estaremos mas cómodos.
Todos salieron del palier y pasaron por el cuarto donde su madre planchaba , sobre la mesa había una enorme pila de ropa para planchar, esperando le metieran mano. Ramiro se sorprendió pero no dijo nada.
Mas tarde cuando estaban para irse, Ramiro se acerco a su madre para saludarla, Lola estaba tensa, hasta las nenas se dieron cuenta y le preguntaron .
-¿Que te pasa? Abú, estas como distraída, ¿te duele algo?, Lola no respondió,
Ramiro y las nenas se dirigieron hasta la puerta en silencio, detrás Lola caminaba callada, salieron a la calle y ella se quedo retorciéndose las manos.
Por la esquina se veía la silueta de Paco, este venia caminando lentamente mirando el piso.
Tiempo después se mudaron.
*****
Paco volvió a su casa sin ganas, estaba disgustado y no sabia por que.
Cuando entro a la casa escucho risas que venían del dormitorio, cerro de un golpe la puerta y se fue directo para el patio.
Ahora escucho las corridas y voces ahogadas, despues sintió como se cerraba la puerta de calle.
Lola apareció por la puerta del living que daba al patio, estaba radiante y lucia una amplia sonrisa de satisfacción.
- Hola Paquito, pregunto ¿por qué temprano? , ¿Estas bien?
- Ándate a la mierda, vieja podrida, le contesto Paco con un grito contenido
- Que te pasa viejo loco otra ves te chupaste, le espeto Lola riéndose
- No me jodas, ya se en que andas.
- Las cuentas están en orden viejo, para que te quejas
- Yo solo te advierto ¡de nuevo no me mudo! , le contesto con un grito Don Paco, mientras se secaba con bronca una lagrima.
*****
Don Paco se fue caminando para la cocina, mientras repasaba mentalmente las mudanzas que había tenido que hacer, la del juego de comedor y la heladera, la otra ,cuando a el se le antojo la tele de 29 pulgadas, pero ahora era el colmo, su furia era justificada, ya ni un miserable vermucito se podía tomar en esta casa!!!!
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Polodislates
Ruloso de Monserrat
02-11-09
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