El Ministerio de Igualdad ha emprendido una campaña contra los malos tratos en la pareja. A pesar de que esta es una de las mayores lacras de nuestra sociedad, la campaña no puede parecerme más desafortunada. En ella, señores y señoras se manifiestan de esta guisa: “Ninguna de las mujeres de mi vida será menos que yo” (ellos) y “Ninguno de los hombres de mi vida será más que yo” (ellas).

¿No hubiera sido más claro y sencillo decir “Hombres y mujeres somos iguales”? El diseño de la campaña en cuestión es bastante confuso y suscita críticas y perplejidades por igual. En primer lugar, ¿qué es eso de ser más o menos que alguien? ¿Quién es más que quien? ¿Qué tipo de jerarquía es esa? ¿Es más un notario que un fontanero, o un atleta que un discapacitado? Me parece, por decir lo menos, una expresión inquietante. Como inquietante es preguntarse por la concepción del ser humano y de las relaciones sociales que subyace tras ella.

En segundo lugar, ciñéndonos a sus propias manifestaciones, ni hombres ni mujeres descartan las relaciones desiguales, siempre que los hombres sean los inferiores. ¿Y eso, por qué?. ¿Por qué los hombres pueden consentir relacionarse con mujeres superiores, y las mujeres pueden aceptar relacionarse con hombres inferiores? ¿Quien ha diseñado la campaña es feminista o, simplemente, tonto?

Aunque quizá yo le esté buscando los tres pies al gato y las manifestaciones de marras sólo indiquen que tanto hombres como mujeres exclusivamente admitirán relaciones igualitarias. Pero si eso es así, ¿por qué no se contempla la posibilidad de que las mujeres puedan ser superiores a los hombres? ¿Quien ha diseñado la campaña es machista o, simplemente, tonto?