salí de casa muy temprano, quería comenzar bien las cosas. la gente me esperaba en la puerta del taller. llegué y allí estaban todos, sentados en la escalera de entrada del local. los saludé y abrí la puerta. entraron uno por uno, pero, ni uno solo me saludó. no me importó, yo era el jefe y punto. abrí las puertas del negocio y empecé a limpiar la entrada... la gente me miraba por las calles con un buenos días, es que, eran mas de veinte años de laborar en el mismo lugar; por un momento sentí que allí moriría, que todos vendrían a ver mi tumba, que la gente lloraría de pesar y mi gente, los empleados estarían laborando, como siempre, pensando en ellos mismos, buscando la solución a sus problemas mediatos, mientras la tumba mía estaba en rodeado de velas y gente que no me conocía como ellos... sonreí hasta terminar la limpieza y ya luego, encendí la radio... era Satie, me gusta mucho pues se siente poesía y soledad, hasta soledad... empecé a embolsar la mercadería y luego, esperar a que llegue el vendedor... llegó luego de varios minutos y empezó a ladrar como siempre lo hace, le miraba y le escuché renegar como todos los días... no era feliz, yo tampoco, yo quería serlo de una manera especial, sin depender de nada, él, a su modo, solucionando todos sus problemas mediatos... ya con la mercadería lista, la subimos al camión y le acompañé a vender. dejé una lista de las cosas por hacer y salimos. silencio. silencio en todo el viaje. leí un poco hasta quedarme dormido... cuando abrí los ojos estaba en una playa de estacionamiento. el vendedor estaba bajando la mercadería... cerré los ojos, quería escapar de lo cotidiano... no pude dormir, y, abrí el libro y mientras leía quedé nuevamente dormido... |