Edén, mortuorio, descansa mi alma derretida
En canticos estelares, en vuelta de luz,
Ora al tiempo para que se detenga,
Y sus brazos, mutilados, se aferran a ese deseo
Triste, ahogado, de ese verbo, llamado vida…
Aquí el imperio de las voces muertas,
Son verbos, calcinados, destruido, al brillo
Del cristal, seduce a mi pupila, moribunda…
Aun mi alma callada, arrodillada antes, sus pecados.
Se buscan y se encuentra, lagrima angelical
Le proclaman su fe.
Texto agregado el 01-11-2009, y leído por 104
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