Enumerar mis razones
es con frecuencia tarea que no eludo,
me gusta, además, me acerca a ti,
te toca la puerta, me anuncia,
nos hace señal vaporosa,
de las que manchan para siempre.
Me gustan tus palabras,
vienen envueltas de afiladas
hojas de corta vida,
frescas, independientes,
con mis vocales, sintagmas
y de todo eso que hace posible
escribir juntos un libro de historia
que lean los hijos de los hijos.
Tu cuerpo, tu cuerpo,
menudo, entallado como juncos
que crean cinturas para el viento,
y se mece cauto, seguro,
en las ciudades que nacen
para ser felices.
El modo que mides el tiempo,
ajustado a tus mañanas,
con un lugar para tus besos,
otro para el agua que entibias
junto al chocolate matutino,
me llegan tus minutos,
cautos, frescos, confiados,
es el tiempo que nos une,
a pesar de las distancias.
Me gusta tu amor,
el que me das con ternuras
que nacen de tus labios,
y me llegan en cajitas
de papel hechos con tus manos,
me gusta tu amor,
por que lo siento asomarse
a la ventana, caminar, beber
las gotas de rocio matutinas,
me gusta por que siento
que me envuelve en el vientre
de su nacimiento,
y anuda el fin de mis días.
Son mis razones,
son las maneras que tengo
para ser tuyo,
es mi amor que te contempla
y te abraza solitario.
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