AMANECER CONTIGO

Nuestras tibias piernas han despertado,
se acercan, se enredan enamoradas.
Pies inquietos se tocan, y enlazan sus dedos
en un juego que empieza abajo
y sube sin detenerse,
como rayo que regresa hasta el sol,
revienta en un abrazo completo,
en un juntar de labios hambrientos, madrugados.
Manos torpes, tibias se despiertan aparecen ágiles,
deseosas por debajo de las sábanas
acariciando todo,
calmando las pasiones que empiezan a crecer.