Insensiblemente pasan los años y aparecen espacios de silencio. La poesía , firme, contiene cuando brota a raudales. El entorno cambia sin aviso. También lo hace el exterior y el miedo acecha, enjundioso para imponer sus códigos. Pero los encuentros existen. Son los que nutren y acompañan. Así sobreviene en gotas la difícil faena de crecer. Se observa lo que desaparece en ocasiones sin despedirse. Cuando el saber no basta surge la picardía del vivir. Porque lo amado está allí y desmenuza el tiempo. Es lo único que puebla de mariposas el existir. El abrigarse consiste en beber de su manantial. Al hacerlo se logra palpar la increíble dulzura del alma.
Texto agregado el 30-10-2009, y leído por 276 visitantes. (9 votos)