Capítulo 12
- Buenos días, Kenshin- dijo Misao al joven piloto que tocaba Shamisen en el patio del cuartel- ¿Relajándote?
- Un poco… Después de todo, fue muy dura la batalla, a pesar de todo, y aunque haya sido hace dos días- respondió Kenshin.
- ¿Aún no hay novedades de Okina?- preguntó Misao mientras escuchaba el suave sonido del Shamisen.
- No. La verdad es que espero no tener novedades tan luego ¿sabes? Puede ser una locura viniendo de mi parte, pero honestamente, siento que el mundo se me ha venido encima desde que logramos el rescate de Yahiko de manos de Shishio.
Misao no respondió. La verdad no alcanzaba a entender por qué Kenshin pensaba de esa forma, pero suponía que el cansancio y el stress de aquellos días de batallas, traiciones y peleas le hacían querer unos días para él. Al menos, ella así lo deseaba también.
- ¿Has visto a Kaoru?- le preguntó de pronto el joven.
- Fue al cementerio… Creo que necesitaba un rato a solas para meditar… Y agradecerle a Enishi.
- Ya veo… - y mientras se incorporaba y guardaba el shamisen en su espalda, se despidió de Misao- será mejor que vaya a hablar con Megumi un rato… Quiero saber el estado de nuestros robots.
- Sí… te veré después, Kenshin.
A pesar de que era importante ver a Megumi, Kenshin se tomó un buen tiempo para llegar al hangar. Sentía de alguna manera que debía decirle a algo a Kaoru o acompañarla… Al fin y al cabo era su hermana menor ahora, su responsabilidad.
- Ken-san- la voz lo sacó de sus pensamientos- Ken-san debo hablarte.
- Hola, Megumi-dono- dijo él- precisamente iba a verte en el hangar… ¿Pasa algo malo?
- No, todo está bien. Lo que pasa es que quería mostrarte los nuevos ajustes que les hice a los robots… Es necesario que practiquen con ellos ahora, porque los cambios son difíciles de manejar con destreza de un momento a otro.
- Vaya, y qué clase de cambios son como para que uno de mis pilotos no sepa cómo hacerlo…
- Ajusté varias armas y además cambié la configuración de movimiento para darles agilidad- dijo ella con una sonrisa de satisfacción- He investigado mucho sobre estos modelos y, la verdad, me he dado cuenta de que por muy viejos que sean se les puede mejorar. Incluso, hasta dejarlos totalmente actualizados con la tecnología actual… Si hasta les puse equipo de camuflaje como los robots de Okina… JAJAJA, la sorpresa que se llevará ese viejo zorro.
Kenshin sonrió ante el comentario… Sin embargo, no deseaba imponerles una práctica a su equipo el día de hoy. Sólo habían pasado dos días desde el combate y unos días de descanso le viene bien hasta al más experimentado piloto.
- Muchas gracias, Megumi, creo que mañana los probaremos.
- Oh- dijo la chica evidentemente decepcionada por no poder ver los nuevos trucos de sus máquinas.
- ¿Megumi- dono?
- ¿Sí?- dijo ella con esperanzas de que Kenshin hubiese cambiado de idea.
- ¿Qué has sabido de Yahiko y el Golem?
- No mucho, realmente… Pero sí es una máquina increíble… Pude verla esta mañana cuando llegaba al hangar a trabajar.
- Ya veo… Espero poder hablar pronto con ese chico… Me intriga mucho ese mecha que construyó.
- A mí también, Ken –san- no tienes idea- dijo ella con un brillo en los ojos. Un brillo especial, el de alguien que simplemente adora los robots.
- Kenshin- la voz de Kaoru venía apresurada desde lejos- Kenshin… Saito nos necesita en su despacho, ahora.
- Debo irme, Megumi-dono. Muchas gracias por tu trabajo.
- Megumi-san- saludó cortésmente Kaoru.
- Kaoru-san- respondió Megumi, con la misma cortesía.
- ¿Cómo estuvo?- preguntó Kenshin.
- ¿Eh?- dijo Kaoru un poco desorientada.
- Misao me dijo que fuiste a ver a Enishi.
- A Enishi y a Tomoe- dijo ella con una sonrisa- les fui a agradecer su protección en la batalla.
- Ya veo… ¿Qué crees que querrá Saito?
- Espero que todo, menos salir a pelear de nuevo- dijo Kaoru, un tanto agotada.
- Veo que tampoco tienes ánimo de salir nuevamente.
- Creo que por mucho que tengamos trabajo en destruir a Shishio Makoto, merecemos un descanso también… No todo puede ser batallas.
- Eso es verdad- dijo él con una gran sonrisa que Kaoru le devolvió.
- ¡ME REHUSO A ESTAR RECLUIDO EN ESTE CUARTEL!- los gritos parecían venir directamente del despacho de Saito, por lo que Kenshin y Kaoru apuraron el paso.
- ¿Qué ocurre, capitán?- exclamó Kaoru al llegar.
En es el lugar encontró a un muy alterado Yahiko, quien respiraba forzosamente mientras sostenía sus manos en el escritorio de Saito.
- Me niego a quedarme en este lugar… Voy a volver con los Shinsengumi. Es mi tropa, es mi gente- dijo Yahilko, aguantando la ira.
- Lo lamento, Yahiko, pero el Shinsengumi fue disuelto e intervenido por las autoridades Meiji.
Después de lo que ocurrió con usted, estar cerca de sus cuarteles es peligroso.
- ¡QUÉ!- gritó el joven piloto- Me está diciendo que mi casa, mi vida ya no existen…
- No, no. No sea exagerado, Yahiko. Aún tiene su vida, está Tsubame y por supuesto, su gran invento.
- Pero mi familia… Yo soy Yahiko, del Escuadrón Shinsengumi… Yo- el cuerpo de Yahiko temblaba.
De pronto no entendía nada. Había sido secuestrado hacía tiempo, pero pensaba que el día que lograra escapar podría volver al que había sido su hogar desde hacía 5 años, cuando todavía era un aprendiz y su padre y el señor Fujita le enseñaban todos los secretos de los robots.
- Yahiko- dijo de pronto Saito- Escúcheme. El Escuadrón Shinsengumi que usted conoció ya no existe. Fue traicionado por uno de sus propios fundadores, quien además asesinó a gran parte de su propio grupo. Por su seguridad, Meiji nos ha ordenado que permanezca acá junto con Tsubame hasta que todo se aclare y el escuadrón sea reformado. Hasta entonces, usted tendrá la libertad de usar el uniforme que a tanto orgullo le trae, pero obedecerá las órdenes de los capitanes Ryû y Koto Hajime como si fueran sus propios superiores.
El joven no contestó, pero en ese momento observó a Kenshin y a Kaoru por primera vez. Ellos habían estado paralizados en la puerta observando la escena sin atreverse a intervenir, sólo en ese momento Saito se refirió a ellos.
- Kenshin, Kaoru- ordenó- Escolten al joven Yahiko a su habitación y vean que no le falte nada.
- Sí, señor- dijeron ambos.
- Una última cosa, Yahiko- dijo Saito- Ellos te cuidarán bien…
Todos los presentes que conocían bien a Saito se sorprendieron de esta frase. Nunca le habían visto siquiera remotamente paternal.
- Yahiko-san- dijo Kenshin al cabo de un rato de caminar- Esta es tu habitación, la compartirás con Sanosuke, miembro de mi escuadrón. ¿Alguna pregunta?
- Sólo una cosa, capitán- dijo él aún con cierto dejo de enfado- Dígame Yahiko solamente… Nunca me gustó que me trataran con títulos, no soy mi padre.
- Comprendo- dijo Kenshin dedicándole una sonrisa.
- Capitán Kaoru- dijo antes de entrar a la habitación- sería posible que pudiera contactar a Tsubame, quiero hablar con ella… Quiero contarle lo que ha pasado.
- No se preocupe Yahiko- dijo ella con el mismo humor que Kenshin- la llamaré… Y no es necesario que se explique tanto. Acá, respetamos la intimidad de las parejas. Si no pregúntele al matrimonio de Aoshi y Misao- la sonrisa cargada de picardía de parte de la joven, descolocó a Yahiko.
- La cena se sirve en una hora más en el comedor. Nos veremos ahí- agregó Kenshin- Hasta entonces, joven Yahiko.
- ¿Crees que estuvo bien?- preguntó Kaoru.
- Sí, claro… Hay que hacerlo sentir en casa… No son buenas noticias saber que todo lo que amabas se ha ido. Nosotros lo comprendemos más que nadie.
- Tienes razón, Kenshin… Tienes razón., Bueno, voy a buscar a Tsubame. Nos vemos en la cena.
- Hasta entonces, Kaoru.
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