Mágico cúmulo de fantasías que te llevan a la luna y desde allí te arrojan al inmenso y oscuro vacío de la soledad, aberrante sensación de creer que poseemos aquello que queremos, que la felicidad que buscamos está entre nuestros brazos, que la dicha y el regocijo han llegado a nuestro corazón y en un abrir y cerrar de ojos todo ha salido al revés.


Y aquí seguimos, parados en medio de la nada, caminando hacia el abismo absurdo de la racionalidad, negándonos a creer que todo ha sido un sueño, luchando contra el viento y pidiéndole explicaciones a la luna… a lo mejor era necesario que terminara, pero por qué tan rápido?...


Los segundos, minutos y horas se consumen incesantemente, las agujas del reloj continúan marcando la sentencia de un corazón agonizante, los latidos del corazón duelen, marcan, ahogan…la vida misma se vuelve basura; no hay tregua, no hay revancha, no hay escape, es una muerte lenta y tortuosa, es la renuncia obligada a lo que creemos nuestros sueños…


Hoy me duele la dulce coincidencia que nos cruzo en el camino, me duelen las dulces palabras que me envolvieron suavemente y me hicieron soñar, pero me duele más la ingenuidad de mi corazón, la estupidez de mis sentidos que se dejaron engañar, me duele mi “yo” herido a causa de mis propios errores.


Y sigue al acecho la maldita ilusión, la de pensar que mañana será diferente, la de imaginar que existe una remota posibilidad de que sea distinto, la que me atrapó, me golpeó y no contenta con ello me sigue persiguiendo cada vez que intento pensar y cada vez que intento dejar de hacerlo…

cómo carajos te mato si no existes… cómo dejo que me mates si no quieres hacerlo… no hay otra solución, si tú no me matas ni te puedo matar maldita ilusión, yo misma me quitaré la vida para al menos así dejar de verte…