Corazón. El motor de mi vida.

Corazón que lates en mi interior cómo un reloj atómico.
Cada uno de tus latidos alarga un momento más mi vida.
Tu tienes el dón de amplificar lo que mi ser siente, lo envías por el circuito en ese rojizo liquido para que me estremezca ó me llene de ilusión, para que me amargue por completo ó viva en una auténtica expansión la emoción de ese momento.
Corazón que escondido te encuentras trás tu caparazón; en verdad nadie te vé, pero todos te sienten.
Mi expresión frente a los demás, es tu impulso, es tu razón de latir y de conseguir que en este mundo aún esté ahí.
El día que no marches bien, lo demás en mi persona tampoco lo hará.
Por eso te ruego, que no pares, que funciones de forma uniforme, que no ceses ni un sólo momento de latir para mí.
Yó te alimento cada día, te doy con mi esfuerzo físico la energía que necesitas para lograr tus impulsos.
El día que no lo hagas, sabré que es mi momento, sabré que te dieron la órden de no volver a bombear más.
Mi ser que próximo a tí estaba, te abandonará y aunque quieras volver ya no tendrás una razón para latir.
En fin corazón, qué sea mucho tiempo el que pueda tenerte en mi interior con esa fuerza de músculo infinito, que cada véz que se contrae, me dá una razón para sentir ...

Escrito por Carlos Them

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