Había una vez, un niño que se encontraba dormido y soñaba que al principio jugaba con una colcha vieja a rallas que el usaba como carreteras e imaginaba que se hacía pequeño y que el mismo conducía el carrito, el mismo podía verse dentro del carrito, usar la imaginación era maravilloso – pensaba . Pero a veces se volvía lo más serio del mundo ¡sí señor! , pasaba infinidad de tiempo jugando, pero se confortó con una idea que se presentó más de mil veces, ¿Qué hay al fin del mundo?
Cuando despertó se prometió que cuando fuera grande se compraría un auto y conduciría hasta llegar al fin del mundo, entonces sabría la verdad.
A mí, los rines cromados me encantaban, podría pasar horas mirándolos, mi auto tendrá rines cromados – decía- , mientras veía los autos de una agencia. De pronto vio un auto – El era el señor ferrari y tenía un máverik ¡con rines cromados! – Pensaba que le hablaba diciéndole -¿te gusta el poder de mi auto, amigo? –Respondiendo -¡Sí!
El señor ferrari decía que su auto era el más veloz de todos, nadie lo creía, él ¡sí!

Así el niño se quedó con la idea y el sueño de tener un auto como el que vio estacionado, ¡un gran ferrari!
El tiempo pasó y finalmente obtuvo su gran auto con ocho capas de pintura roja, rines cromados, ¡trescientos caballos de fuerza!, eran un centauro; realmente le gustaba el poder de su auto. Su vida era el video de rock and roll, en su gestación su mamá lo alimentó con radio universal y 6.20.La guitarra de shamanika de Jimmy Hendrix conformó sus huesos, la sensualidad de los doors enraizó mis zonas erógenas, su cerebro tomó forma con las sinfonías de los Beatles, el resto de su ser se terminó de crear con un puñado de poderosas bandas. Y en el momento en que iba en busca de su esperado objetivo y a la respuesta de todas sus preguntas, todos ellos lo acompañaban, el estéreo sonaba como nunca. Música y motor como uno solo, ¡ése debe ser el sonido del universo! –Pensaba.
Podía sentirlo, ¡ya había llegado el fin del mundo!; un indio le había dicho que los pieles rojas realizaban un ritual justo cuando el sol se mete y la luna sale, ese era el momento, era algo extraño -uno no distingue cual es el sol y cuál es la luna- dijo. Eso fue lo que lo transformó, algo lo tocó y lo entendió todo, cuando pensó que el camino se había terminado, se dio cuenta que apenas comenzaba.