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Don Emilio y las Gaviotas

Por muchos años la misma rutina, el amanecer lo encontraba en la caleta, esperando el arribo de los botes, con su balde de latón oxidado, abollado y limpio, para recoger lo que los pescadores desecharan.
A veces había suerte y más de alguna saltarina sardina caía en el balde, junto con cangrejos distraídos que se enredaban en las redes, todo servía a don Emilio, después del desayuno compartido con los boteros, emprendía el camino de vuelta a su casa pequeña y blanca, situada al norte de la caleta en una puntilla rocosa, con solo un sendero angosto y sinuoso lo que la hacía casi invisible a los ojos de los paseantes, pero que dominaba todo el paisaje de la playa, el pueblo y la caleta.

Allí don Emilio se sentía a sus anchas, solo, con sus recuerdos y sus cuadernos, o como él los llamaba “sus bitácoras de vida”, en ellos estaba narrada toda su existencia, desde que aprendió escribir, metódico como todo buen marino, que lo fue más de treinta años, pasara lo que pasara siempre entre las dos y las tres de la tarde escribía en sus bitácoras los hechos mas relevantes del día anterior.
A pesar de que los últimos años la rutina lo consumía, siempre encontraba tema, ya sea para algún poema o algún pensamiento que enriqueciera sus cuadernos, ahí está escrito su primer amor, su vida de casado, el momento de su viudez, la vida de sus tres hijos que ya no lo visitan, pues viven en el extranjero donde el también vivió, hasta que la melancolía lo hizo volver, para vivir en la patria que tanto amaba, También allí están escritas las aventuras juveniles y los romances fugases con las gaviotas de puerto, mas de alguna dejo huella en su corazón aventurero, y anota su nombre Marlene y una fecha, Marsella, 5 diciembre 1952.

Cuando don Emilio llegaba a su casa, en su patio ya lo están esperando los comensales del día, eran decenas de gaviotas, que se alborotaban a su alrededor, esperando que el contenido del balde fuese vaciado, en la roca cóncava, que don Emilio había habilitado como comedero, todos los días y desde hace mas años de los que quisiera acordarse, el realizaba este rito.



El graznido de las gaviotas era la música que el disfrutaba, les hablaba, las retaba cuando peleaban, incluso a algunas le tenía nombre, estaba la Toya, que era la más vieja y malhumorada, siempre repartiendo picotazos a quien se le pusiera cerca, o la Tomasa, la que siempre comía al final de todas, había otras, que solo iban a mirar y lo hacían con desprecio por esas tontas gaviotas que no eran capaces de conseguir su propio alimento en el mar. En fin la variedad era enorme así como enorme era la satisfacción de ese anacoreta, que así pagaba la compañía en sus últimos años.

Pero un día de marzo después de un verano agitado como todos los veranos en el litoral, don Emilio no apareció por la caleta, los pescadores lo echaron en falta y extrañados por su ausencia un par de ellos subieron hasta la casita blanca que el viejo habitaba. Lo encontraron en su cama muerto en su pecho un cuaderno y en la mano izquierda un lápiz, salieron de la casa para avisar a las autoridades, al salir notaron que el patio, el techo, el jardín, todo estaba cubierto de gaviotas, quietas, silentes, inmóviles.
Con el respeto de quien entra a una iglesia, los pescadores pasaron entre ellas, para iniciar los trámites de sepultación, lo velaron en su misma casa y al día siguiente, entre varios bajaron el cuerpo de don Emilio hasta su última morada, las gaviotas sin un graznido acompañaron el cortejo volando sobre los dolientes todo el camino.
Cuando las autoridades entraron de nuevo a la casa, para remitir las pertenencias de don Emilio a sus hijos, encontraron el último de los cuadernos, en que este había escrito sus últimas palabras, decía” ADIOS TOYA, CUIDA A TOMASA.”
(Pronto publicare las bitácoras de don Emilio, que una gaviota blanca, vieja y malhumorada me regalo el verano pasado).

Texto agregado el 28-10-2009, y leído por 258 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-11-2009 Un cuento que transmite dulces emociones. Me gustó mucho. fulana
30-10-2009 me causo tanto impacto que regrese a leerlo,ojala mucha gente pueda disfrutarlo. shosha
29-10-2009 Bellisimo,lleno de imagenes que conmueven.Ver ese espectaculo del cortejo de las gaviotas es muy fuerte .Gracias por traerlo ******** shosha
28-10-2009 es un lugar ficticio o donde es este cuento? munda
28-10-2009 Precioso. pintoresco, lleno de sentimiento. me encanta tu estilo, es descriptivo y lleno de color. me encanto la descripcion de las gaviotas acompanando al difunto. muy muy bueno. munda
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