REVELACIONES
Las calles oscuras y lúgubres, el viento y la pertinaz lluvia, daban apariencia fantasmal a aquel lugar... en medio de la espesa niebla,
En medio de este marco aterrador, una figura etérea se dibuja:
Es un hombre, bajo y encorvado, cualquiera se angustiaría a su lado.
Camina en medio de la lluvia, confundiéndose con la niebla... y habla, habla solo.
“¿Dónde estás?... ¿ Dónde haz ido?... ¡ah¡ estas allí, ven amor mío... no te alejes, que hermosa te ves con tu vestido blanco”
Es preocupante su mirada perdida, sus ojos grises por el llanto y el temblor visible de sus manos.
Atrevidamente, me acerco a él... e indago:
-¿Habla ud. conmigo?- yo, no veo nada.
De pronto al escucharme, voltea su cabeza y clavando sus ojos fulminantes, cual centella, dice:
“ ¿ Insensata mujer, que pregunta es esa? ¿Es que no te das cuenta? ¿ No la ves a ella, a mi amada... en medio de la niebla? Mira... tiene frió, tiembla de pies a cabeza... y yo inútil de mí... no puedo alcanzarla, cada vez más... se aleja.
¡Mira mujer al fondo ¿Ves? ¡Es un túnel de luz, ahí va ella. ¡Ha cerrado sus ojos y baja la cabeza.
¡Ayúdame¡ No te quedes quieta, se va... se va... la pierdo, ayúdame a detenerla.”
Agudizando mi mirada, trato de ver entre la niebla. Pero no hay nada, el hombre realmente alucina y tiembla. Tratando de calmarlo, le digo:
“ Sí, la veo señor, cálmese Ud. trataré de alcanzarla, pero quédese tranquilo, espéreme aquí... hay mucha niebla.”
Volteando sus ojos hacía mí, con una mezcla de estupidez y... algo de ironía, me dice:
“¿De qué hablas? ¿Te quieres burlar de mí?
¡No tienes por que verla, ni tan siquiera percibir su olor, desgraciadamente ya no existe¡ Esta muerta... solo la veo yo, porque es mía, es la luz de mis ojos, la sangre de mis venas, mi cielo y mi condena... Vete mujer, que ella no te vea... se rompería el encanto y yo no quiero dejar de verla.
Vete... y no vuelvas.”
No puedo dejar de sentirme abrumada, asoman a mis ojos algunas lágrimas, y solo puedo decirle:
“ No se detenga... vaya tras ella”
LIMAN 2004-05-25
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