Hace muchos años, tantos que ya ni recuerdo, en una noche de verano dos adolescentes se encontraron en un lugar muy particular en la provincia de Entre Ríos. EL porteño, ELLA entrerriana pero de otra ciudad, se confundieron en la caída del sol en aquel lugar, chicos, muy chicos para aquella época, diferentes pero llegados al mismo lugar y con distintos objetivos, jamás se preguntaron el por que, pero debían estar allí durante una semana. Semana que marcaría sus vidas por el resto que quedara de ellas...
Allí bajo la pálida luz de la luna comenzaron a conocerse, a mirarse, a sentir por primera vez lo que seria el cambio de sus vidas para siempre, por primera vez conocerían el amor y de él, el mas puro y real de todos, el primero, ese que te marca con fuerza todo el tiempo y en cada latido de tu corazón, ese que de tan puro solo parece de fantasía, ese que los dominaba haciéndoles perder la noción del tiempo y del espacio. Ellos no podían dominar mas que la necesidad de estar el uno con el otro, entre examen y estudios aprovechaban cada momento para escaparse del mundo y vivir de las manos el amor que había llegado a sus vidas con la falsa certeza que desde allí habría de empezar algo que seria para siempre y por siempre.
EL de tan solo mirarla a los ojos sabía que moría de ganas de besarla y ELLA se escondía en sus sonrisas, EL se perdía en el encanto y ELLA lo rescataba a su mundo de ensueño, EL solo quería abrazarla y ELLA que él la rodeara con sus brazos, cada uno de ellos duraba una eternidad y en esos momentos el mundo dejaba de girar y solo existían ellos dos.
Así comenzaron a correr los días y dejaron lugar a las noches, ambos caminaban por los bosques que rodeaban el lugar sin prestar un ápice de atención a lo que en su entorno giraba. Las noches de aquel verano fueron las más calurosas y frescas a la vez ya que jamás sintieron el frío de la madrugada tan solo el calor que los consumía en su mundo particular. Todos los colores que sus ojos veían eran tan vívidos que jamás volverían a ver semejantes tonalidades, por las mañanas el desayuno juntos e inmediatamente ELLA se sentaba al piano para que EL supiera que ésa era la música que danzaría su corazón, después de ejecutar las melodías y perdida en los ojos de EL, ELLA se acercaba para tenerlo bien cerca y otra vez volvían a perderse en el tiempo y el espacio...
Las noches se fueron sucediendo una a otra hasta que un impulso mágico los dejó a los dos frente a frente, el sudor corría por la espalda de EL y ELLA dejó que sus ojos se entrecerraran, las manos juntas unas con otras, como anudándose y fundiéndose en una para siempre, EL trataba de no temblar, ELLA no podía dominar su corazón, EL sentía que estaba a punto de llegar al máximo momento de su vida y ELLA lo secundaba, la luna descansaba colgando de ese cielo maravilloso de una noche de enero, reflejando los rayos de plata dentro de la habitación donde solo ellos dos formaban parte de este mundo único y especial. EL entrecerró los suyos y fue acercándose lentamente a ELLA quien al llegar al contacto con los labios dejó que todo pasara en ese instante húmedo y tan especial que los marcaría por el resto de la vida...
Ese beso fue eterno, nunca supieron bien cuanto duró en el tiempo pero si que se prolongo por siempre en el espacio, cerrando hoy los ojos puede sentirse ese humedad tan particular que desprendía destellos de amor entre cada roce. ELLA y EL dejaron entrar el uno para el otro su aire por y para siempre. Los nervios acompañados por la pasión del instante tan deseado hicieron que se confundieran los cuerpos en un abrazo, mezclando manos en espaldas que traían para si la humanidad del otro, la escasa edad y la falta de tiempo hicieron de las suyas al desprenderse ELLA y EL, se sentaron juntos, muy pegados, casi uno nuevamente y dejaron que los minutos se convirtieran en horas mientras el silencio hablaba por ellos y la luna marcaba el compás del viento en una serenata que sería para los dos la música mas maravillosa que volvieran a escuchar.
Así pasó la noche, entre abrazos y caricias llegó la mañana, y con ella EL y ELLA tuvieron que partir de nuevo a sus lugares de origen, pero con la promesa de volverse a ver y jurarse un amor que seria eterno.
Ni bien llegó a Baires EL la llamó y ELLA respondió el llamado con las mismas ganas de reencontrarse el uno con el otro, aunque el mundo era muy distinto en la realidad a su amor de adolescentes y promesas que parecían jurar amor eterno y constante.
Al mes siguiente EL volvió a llamarla contándole que las cartas que se mandaban eran muy poca cosa y que necesitaba de sus labios, ELLA le contó que no podía más de esperar el momento en que sus bocas volvieran a encontrarse y fundirse en una...
Pero nada podían hacer, sus edades no los ayudaban...
EL sufría, ELLA lloraba, acompañados por la necesidad de volver a verse y el recuerdo de aquella noche, la más mágica que podían haber vivido. EL comenzaba a planear la travesía de llegar hasta ELLA por mas que fuera viajaría escapando del mundo, con tal de verla por un minuto y refrescar la memoria de esos ojos que no podía olvidar ni de día, ni de noche. ELLA planeo un viaje de estudios para poder llegar hasta donde EL y así pudieron volver a encontrarse. Sólo tenían cuatro horas por las calles de Buenos Aires para ellos antes de que ELLA partiera, EL no sabia que hacer, ni que decir, nada parecía apropiado para el segundo en el que la vería, en la estación de micros de Retiro la esperaba y allí la vio bajar a ELLA. El mundo no se quedaba quieto y su corazón palpitaba dando brincos ante la emoción, ELLA corrió hasta EL y se entrelazaron, sus labios volvieron a juntarse, sus lenguas se buscaban desesperadas y las manos no querían soltarse de ellos, la piel se les erizaba y el corazón estallaba como saliendo de lo profundo de un océano de pasiones. Compartieron las horas que les tenía deparado el destino para ellos y así entre risas, caricias y besos demasiado cortos para su gusto y sus necesidades, les llegó el tiempo del adiós pero con una promesa entre los dos: ELLA le pidió que todos los catorce de febrero a la seis de la tarde, día de su cumpleaños, la llamara estuvieran donde estuvieran y EL prometió a rajatabla que así seria. Ambos se alejaron de la plataforma, ELLA dentro del micro y EL marcando con pasos lentos cada metro que recorría y la mirada del adiós se desapareció entre las sombras que dejaban los faroles de la terminal...
Así llego el primer catorce de febrero a las seis de la tarde EL marcó el número y detrás del teléfono ELLA lo estaba esperando y al escuchar la voz de EL se estremeció en el encanto, hablaron, compartieron el tiempo y se acercaron en la distancia, nada ni nadie estaba en ese momento entre ellos dos, solo ELLA y EL.
Al cortar la comunicación ambos supieron que los encuentros esporádicos solo pasarían a ser historias que desafiarían al tiempo, pero los dos se esperaron hasta el año próximo...
Así llego el segundo catorce de febrero y con él las seis de la tarde donde EL volvió a llamar como lo convenido y ELLA estaba allí esperándolo. Los diferentes catorces de febrero se fueron sucediendo uno al otro y entre la seis y seis y media de la tarde el mundo paraba para ellos solos sin mas que la necesidad de contarse cuanto habían hecho en el año y cuanto les deparaba hasta el próximo catorce.
Una tarde de diciembre sonó el teléfono de EL la voz del otro lado era la mas inesperada de todas, era la de ELLA, los años habían pasado y los catorce seguían sucediéndose, EL se altero al escuchar la voz de ella en un tiempo no esperado, titubeó pero la reconoció sin problemas. ELLA le contaba que estaba en Buenos Aires y que quería verlo para contarle algo que consideraba de suma importancia para ambos, quedaron en encontrarse en una plaza por esa calida noche de diciembre donde al verse se estrecharon en un abrazo, quisiera decir que fue el mas largo del mundo pero no fue así, la desesperación de la duda hizo que fuera demasiado corto para los dos.
ELLA le contó que habría de casarse en el próximo enero y que se debían una noche juntos antes que eso ocurriera. EL en desilusión por lo que ELLA le contaba amarró su corazón para que no lo dominara las palabras y dejó con la vista caer un mundo que solo vivía los catorces de febrero, EL no dejó rodar la lágrima por su mejilla y ELLA solo atinó a abrazarlo más fuerte, tan fuerte como el compromiso que habían tomado años atrás. Caminaron juntos de la mano bajo la caprichosa luna de Buenos Aires que los miraba desde el cielo con un tanto de celos por tanto amor que había entre ellos, así la noche comenzó a cortar los minutos que ambos disfrutarían juntos por ultima vez. Los besos y las caricias se fueron haciendo más lascivas casi al punto de estallar de amor en el mismo lugar, aguantaban la pasión de juntar sus cuerpos y quedar unidos aunque más no sea en el recuerdo de aquella noche desde allí y para siempre. De la mano se encaminaron hasta la habitación de un hotel en donde el mundo tenia colores más fuertes quizás por las ganas de ellos quizás por la magia de esa noche de diciembre, un mes muy particular, en el cual casi todo puede pasar...
EL comenzó a desnudarla mientras ELLA hacia lo mismo con EL, las manos recorrían los cuerpos y los labios seguían las huellas de los dedos, mas cuando los dos estuvieron completamente desnudos y consumiéndose en los besos tomaron la decisión que seria mejor preservar por siempre inmaculado el amor que sentían el uno por el otro ELLA por EL y EL por ELLA y así dejaron que las horas se consumieran y solo fueran colores claros con besos y abrazos nunca estuvieron dentro uno del otro físicamente pero por siempre en el corazón y el alma.
Al despedirse ELLA le pidió que por más que pasara lo que pasara EL la llamaría todos los catorce y EL prometió que lo haría y así fue.
Cada llamado fue respondido y de a poco EL habló con el marido de ELLA y tiempo después en otro catorce conoció la voz de su hijita y todos esos catorce siguieron cumpliendo las palabras dadas, no importaba donde estuvieran ni el compromiso que hubiera en medio, todos los catorce de febrero a las seis de la tarde el teléfono sonaba y hablaban y compartían en cada llamado el amor mas sano y puro que ambos conocieron.
Un catorce de febrero EL marcó el número y del otro lado no estaba la voz de ELLA, si no la de su marido, una luz de alarma se encendió en EL, el esposo le contó que ELLA no había podido superar una enfermedad y que los había dejado para irse al país de los sueños según le contó a su hijita. El dolor se hizo carne en EL pero siguió apretando el tubo del teléfono contra su oído, el esposo le pidió que por el amor que había habido entre ELLA y EL por favor no dejara de llamar los catorce de febrero pues su hija guardaba en ella la historia de amor que le había contado su mamá y que le prometió seria por siempre.
EL entre lágrimas y susurros le contesto que habría de renovar su promesa desde ahora y otra vez para siempre, así todos los catorce de febrero a las seis de la tarde marco el 02921448885 y su hija me atiende entre risas y recuerdos...
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