Capítulo 10
Las batallas simuladas en el Cuartel se habían duplicado en los días posteriores a la gran misión de recate. A ellos se les habían sumado los Oniwabanchu, cuyos robots de ataque eran sin duda los de mayor tecnología conocidos hasta ahora, eso sin contar el Golem de Yahiko. Entre otras capacidades, el camuflaje era su mejor arma.
- Diablos, Okina- se escuchó en la radio decir a Sanosuke- Por qué no pueden pelear como gente civilizada, ya estoy cansado de jugar a las escondidas.
- No te quejes, Sano- dijo Kenshin- Todo entrenamiento es válido, no sabemos con qué armas cuenta el enemigo.
- Kenshin… Si los enemigos son como ese Soujiro Z y Fujita, podremos derrotarlos sin necesidad de pasar por todo esto.
- No podemos dar por seguro esto, Tori Atama- dijo Misao uniéndose a la comunicación- Lo mejor es estar listos para todo.
- ¡SAL DE UNA BUENA VEZ, OKINA Y DA LA CARA!- gritó Sanosuke en el máximo de su desesperación por radio.
- Sanosuke, atrás de ti… - dijo Kaoru cuando vio que una sombra aparecía.
- Ajá! Ahí estás viejo pillo…- y disparando su cañón de alta potencia, instalado especialmente para la misión por Megumi, dio en el blanco y desarmó el sistema de camuflaje de Okina- Ahora ya no podrás esconderte.
- No, pero mis compañeros, sí- dijo el viejo con ironía- Ahora muchachos es momento.
De todas partes aparecieron Oniwabanchu rodeando a los Koto Hajime Ryû. No había escapatoria, pero ni Kenshin, ni Kaoru pretendían rendirse ante este ataque cobarde.
- ¿Se rinden?- preguntó Okina.
- ¡VENCER O MORIR ES NUETRO LEMA!- gritaron todos como una voz.
Lo que sucedió después, fue confuso. Sólo se sabe y se entiende, por lo demás que Kenshin y Kaoru lograron desarmar en menos de un minuto a sus atacantes y que Aoshi y Misao dañaron severamente a sus enemigos.
- ¿Se rinden, Oniwabanchu?- preguntó Kenshin cuando vio que todos habían dominado a sus respectivos atacantes.
- Sí. Nos han vencido limpiamente- respondió Okina con cierto asombro y bajando de su robot, se dirigió hacia el equipo de Kaoru y Kenshin.
- Kaoru, Kenshin- comenzó él con una gran satisfacción- realmente tienen a una elite de pilotos. Es lo que necesitamos para esta noche.
- ¿Esta noche?- preguntó Aoshi- No era mañana la misión.
- No es necesario seguir retrasando el ataque. Ustedes ya están listos. Saito me informó que en cuanto ustedes vencieran a todos mis camaradas, podríamos adelantar el ataque. Y ustedes están listos para eso. Esta noche a partir de las 00 horas, los quiero reunidos y listos en la puerta sur. Pueden descansar por ahora.
Los muchachos de Koto Hajime Ryû saludaron a Okina y se retiraron de campo de batalla, previo paso por el hangar para informarle a Megumi de su trabajo para dejar los robots a punto.
- Esta noche- murmuró Kaoru- Me pregunto si resultará.
- ¿Por qué no?- preguntó Kenshin que había escuchado estos pensamientos.
- No sé… Es que… Enishi era el mejor de nuestro equipo y fue destruido fácilmente… Lo mataron como si hubiese sido un insecto… Es … es tan horrible pensar eso.
- No, Kaoru, no fue tan así- los botones dorados de el uniforme del joven brillaron con el sol cuando se colocó frente a ella- Enishi no fue destruido así de fácil. Murió para salvarme, se interpuso entre el misil de Soujiro Z y yo.
Kaoru escuchaba esta verdad por primera vez en su vida. Desde aquel día, Kenshin nunca había sido capaz de recordar qué había ocurrido, pero ahora… Él le decía que se sacrificó por su amigo, para que él siguiera vivo.
- ¿Desde cuándo…?
- No mucho… Desde que nos enfrentamos al Z. Fue ahí cuando supe, cuando recordé todo… Yo… Lo siento.
- No tienes que disculparte, Kenshin… No fue tu decisión y tampoco tú culpa. Él y sólo él tomó esa determinación, probablemente porque supo que tú no tenías oportunidad y pensó que él sí la tendría. Él era el mejor y lo sabes- el rostro de Kaoru se notaba triste, sin embargo, se podía ver que no había resentimientos, ni mucho menos dolor. Ahora, por fin sabía por qué… Por qué Enishi ya no estaba con ella.
- Kenshin, señora Kaoru- llamó Aoshi desde unos metros más atrás.
- ¿Qué pasa?- dijo Kenshin.
- ¿Sería buena idea planificar una estrategia, no?
- Por eso eres mi segundo- dijo Kenshin contento- Tienes razón, vamos a la sala de asambleas hay que discutir el plan de ataque. Sanosuke- dijo llamando al joven piloto- Dile a Okina que lo necesitamos en la sala de asambleas con el mapa que trazó de la zona, pronto.
- Sí, a la orden- ya partió corriendo a buscar al jefe Oniwabanchu.
- Misao- llamó Kaoru- Puedes traer a Tsubame por favor. Es importante.
- Sí… Kaoru- dijo ella antes de cumplir la orden.
- Dime, Misao…
- Por qué no estuvo Tsubame en la práctica de hoy.
- Su robot no estaba funcionando bien… Parece que Fujita no sólo nos llevó a una trampa trató de sabotear algunas unidades.
- Ya veo… Bueno, voy por ella.
- Crees que Hiei esté en condiciones de participar.
- No lo sé- dijo Kenshin pensativo- Iré a buscarlo de todas maneras. Espérenme en la sala, los alcanzo en seguida.
Kenshin había estado preocupado por su piloto, Hiei. Desde el ataque no había podido recuperarse del todo y su brazo izquierdo, el cual maneja el arma del robot, estaba severamente dañado. “Está partido en tres partes, dudo que se vaya a recuperar completamente aunque yo haré todo lo posible”, le habría dicho Tae cuando dio el informe de heridos.
- ¿Hiei?- encontró a muchacho en la fuente del Cuartel.
- Señor Kenshin- respondió él haciendo el saludo.
- Descansa. ¿Cómo está tu brazo?- le preguntó el líder Ryû.
- No muy bien, señor. La doctora Tae me dijo que probablemente nunca vuelva a funcionar bien.
- Sí, lo sé… - dijo Kenshin, pensativo- Vamos a atacar esta noche. Me temo que sería ponerte en riesgo incluirte en el equipo.
- Sí, señor- murmuró Hiei evidentemente amargado- De hecho, señor, creo que tendré que pedir mi retiro del Escuadrón. Con un brazo así nunca más podré pelear a la altura necesaria.
Kenshin no respondió. Sabía que Hiei estaba en lo correcto, pero no quería aún dar la sentencia que ambos sabían tarde o temprano ocurriría. Sólo puso su mano sobre el hombro del piloto y le dijo:
- Descansa, por hoy nos encargaremos nosotros y traeremos la victoria.
- Sí, señor… Mucha suerte, señor.
Suerte… Sí que la necesitarían esa noche, las cosas se iban a poner realmente serias. Sobre todo, cuando entre las sombras operaba el más peligroso y poderoso miembro de la resistencia Tokugawa… Un enemigo que conocían bien, pero nunca habían enfrentado, Shishio Makoto.
- No sé cuando atacarán, Yumi- dijo la voz entre las sombras- Pero debes estar atenta, tú y tu escuadrón… Ustedes son mi orgullo, mi pequeña, así es que destruyan y traiganme la cabeza de quien derrotó a Soujiro Z. No me falles, Yumi.
- No lo haré, señor Shishio, cambio y fuera- y dirigiéndose a su escuadrón de robots alados, conocidos como los Ángeles del Apocalípsis, dijo- Ya oyeron al señor Shishio… Debemos destruir a quien destruyó a Soujiro. ¿Están conmigo?
- Sí- respondió su escuadrón de 20 robots.
- Entonces a prepararse para matar o morir.
Así, los Ángeles tomaron posición en diversas partes de la base del Yupón-G concentrándose fuertemente en una pequeña bodega, un lugar que servía de prisión para el piloto inventor Yahiko.
- Tranquilo, niño- dijo Yumi mirando desde su robot al joven piloto- Pronto vendrán a rescatarte y pronto sabrás lo que es la destrucción… Espero que en ese momento te decidas a hablar con el señor Shishio.
- Jamás les daré el Golem, entiendes cortesana de mala muerte… ¡NUNCA!
- Mejora tus modales, niño- dijo evidentemente ofendida- Ya que con o sin tu ayuda obtendremos el Golem… Sé más razonable.
El piloto no respondió nada más. Sabía que no lo dejarían solo… en especial una persona en el escuadrón Koto Hajime, una muchacha que lo amaba desde hacia mucho y a quien ella amaba mucho. “Ella no me defraudará, lo sé. Tsubame, sé que no descansarás hasta sacarme de aquí… Sé que vendrás con tus amigos a sacarme de aquí”, pensó el niño, mientras le daba la espalda a la puerta donde aún se podía ver el feo rostro del robot alado. “Sólo ten cuidado”.
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