Yo escribo poesía para purgar mi alma atormentada
Por los demonios, los fantasmas de quien fui y no seré.
Los pálidos espectros de horas dichosas,
Los pecados que mi pecho esconde.
Escribo poesía en un viejo cuaderno que ella me dejara al decir adiós
Y ahora, con mi pipa encendida, las volutas de humo nimban mi desesperación.
Y escribo. No para otros tanto como para mi mismo,
Pues cada letra me acusa sin piedad:
Yo vano, ruin, oscuro, titubeante, vestido con ropajes infectos de crapulencia vil,
Yo, el oscuro, el singular, el blasfemo, el iconoclasta,
El rechazado, el indigente, el menesteroso.
Pero, en ocasiones, yo también soy el príncipe elegante, el seductor, el hombre de mundo,
El que en su sonrisa porta un arsenal capaz de subyugar, de encantar,
El de la sonrisa altiva, blasfema y diabólica.
Y, por todo lo cual, entonces, escribo poesía,
Para poder purgar mi alma atormentada...
|