Capítulo 3
Sorprendió a Kenshin vestido con un gi y hakama muy sencillos, y tocando el Shamisen en los jardines del cuartel. Aunque lo conocía hace cinco años, Kaoru nunca lo había visto tan relajado (o tan concentrado, según desde donde se mire) y en otra actividad que no fuera el entrenamiento.
Decidió acercarse con cuidado, esperando no interrumpirlo y cuando estuvo a cierta distancia de él pudo notar que entonaba suavemente un Kouta (canción tradicional japonesa)
Sakura, Sakura to
Hitobito ga
Ukaretamau wa
Itsu no koto?
Sangatsu sue
Kara shigatsu
No nakaba kana
Hanazakari *
- Vaya- dijo la chica de pronto, sobre saltando a Kenshin- No sabía que eras dado a los artes musicales, Kenshin.
- Sólo lo hago cuando estoy muy preocupado- le dijo mientras observaba a la chica como si fuera la primera vez… En un sentido, esto no era menos cierto, ya que Kaoru estaba vestida con un kimono y sus pies se dejaban ver con unas delicadas sandalias franqueadas por unos calcetines tabi muy bien ajustados.
- ¿Qué miras tanto, Kenshin?- dijo ella un poco incómoda.
- La verdad, es que desde que te conozco hace cinco años, Kaoru nunca te había visto llevar un kimono y sandalias.
Eso era muy cierto, la chica casi siempre andaba con su uniforme o de combate o formal y unas botas de soldado que escondían totalmente lo delicado de sus pies.
- Bueno… Bueno… Para ya con la admiración, soldado- dijo Kaoru totalmente avergonzada- ¿Se puede saber qué es lo que te molesta tanto, como para que te hayas puesto a cantar y tocar shamisen?
- Toda la misión, Kaoru… Tengo un mal presentimiento. No sé por qué, pero desde esa vez, esa vez en que no sé qué le pasó a Enishi, siempre estoy igual antes de una misión importrante, no deseo perder a nadie de mi equipo, soy su líder y todo esto es importante.
Kaoru meditaba todo lo que Kenshin le decía. Por un lado comprendía bien al muchacho… No recordar qué ocurrió esa vez en el cuartel del Yupon- G, debía ser algo que torturaba al joven día y noche, pero estar todo el tiempo pensando en que siempre iba a ocurrir algo malo… Eso no es positivo para ningún líder.
- Kenshin, debes dejar de pensar en que siempre nos pasará algo malo. Somos soldados de elite, estamos entrenados para cualquier tipo de misión y para morir si es necesario. Recuerda nuestro lema: Vencer o Morir. Un líder debe infundir valor no dudas, nunca lo olvides.
Aunque Kaoru llevaba menos tiempo que él como piloto de robots, se comportaba como una superior en la mayoría de los casos. A Kenshin, no parecía molestarle esto, pero sí el hecho de que dudara tanto.
- Vamos! Relájate, Kenshin… Ahora ¿dónde has quedado? Ah, sí! Koutas… Yo me sé uno, quieres acompañarme con el Shamisen, por favor?
- Por supuesto… - y así, ambos jóvenes gastaron algo de su valioso tiempo relajándose y disfrutando de un breve período de paz. Ese que tanto ansiaban y por tanto tiempo.
- ¿A quién has elegido para esta misión?- preguntó Kaoru, mientras Kenshin rasgueaba suavemente el shamisen con sus dedos.
- La verdad sólo tengo en mente a Aoshi… Sanosuke, el nuevo, no lo sé no ha participado en tantas misiones como para arriesgarlo tanto.
- Pero es un buen luchador, Himura. Hoy lo vi en el entrenamiento y aunque le falta controlar sus instintos, es capaz de dar la pelea, además es el único capaz de controlar un robot brazo de cañón en todo el Cuartel.
Kenshin meditó esto unos minutos. En ese sentido, Kaoru tenía razón. No había nadie más capaz de controlar ese tipo de robots y para esta misión sería necesario la presencia de un Brazo Cañón.
- ¿Qué hora es?- preguntó Kenshin
- Son las 6 y 50 minutos- le contestó Kaoru consultando su reloj de enfermera- Espera¿a dónde vas?- le dijo cuando vio que el joven piloto se levantaba y colocaba su shamisen en el hombro.
- A comunicarle a mi equipo la misión de esta noche. Deberías hacer lo mismo Kaoru… Además también voy a ver si Megumi tiene listos los robots para esta noche. Sería terrible no tener nuestras mejores armas a punto ¿no crees?- dijo guiñando un ojo de reflejos dorados y seguros.
Sinceramente, Kaoru no llegaba a comprender a Kenshin en su totalidad. A ratos era un hombre. Un chiquillo lleno de dudas, sensible y ajeno a toda su realidad de soldado, para luego cambiar y volverse totalmente seguro de sí mismo y listo para la acción. Era como si dos personas vivieran en el mismo cuerpo.
- Supongo que por eso practica el Shamisen- murmuró la joven antes de ponerse de pie y dirigirse hacia el cuartel de las mujeres a buscar a su equipo de esta noche.
- Caballeros- comenzó Kenshin cuando llegó al salón de varones del cuartel- Esta noche participaremos en una misión y he escogido a tres soldados para que me acompañen. Es un asunto muy delicado, por lo que no entraré en detalles hasta el momento apropiado- y mirando a todo su escuadrón (un grupo de 40 muchachos), nombró a sus compañeros.
- Hiei, y su robot lanzagranadas. Sanosuke, y tu robot cañón y Aoshi, el lanzacohetes, como siempre. El resto, les deseo unas muy buenas noches y mañana hay entrenamiento sin robots a las 06 horas, esté o no yo presente. Sería todo.
Los seleccionados, por favor, acompáñenme.
Y diciendo esto, salió del salón rumbo al comedor mixto donde esperaría a Kaoru y su grupo de seleccionadas del Koto Hajime.
- ¿De qué se trata todo esto, Kenshin?- preguntó Sanosuke con evidentes rasgos de impaciencia. A su ver, esta era una misión altamente delicada y nunca le habían dado una misión que no fuera de patrullas nocturnas, por lo que sintió por primera vez la presión de responder correctamente hacia su líder.
- Lo sabrás a su debido tiempo, Sanosuke. Por ahora, sólo te pido que estés tranquilo, no te habría elegido a ti si no creyera que tienes las capacidades- le respondió el joven líder a su soldado, sobre todo cuando notó el nerviosismo en su mirada.
Kenshin recordó lo mucho que se parecía a sí mismo cuando recién llegó al Escuadrón Ryû. Sólo tenía 18 años y muchas ganas de dar pelea. Enishi notando este entusiasmo, siempre se animó a exigirle más que al resto. “Eres nuestro mejor piloto, Ken-san. Por eso, siempre te exigiré hasta más allá de tus límites, ese entusiasmo tuyo hay que aprovecharlo”. Ahora era su turno de exigir hasta el límite un nuevo entusiasmo joven.
- Ah! Ya habeís llegado- dijo Kaoru cuando el grupo de Kenshin apareció en el comedor- Tsubame, Misao, supongo que ya conocen al nuevo: Sanosuke, él también será parte de esta misión y este equipo. ¿Entendido?
- Sí, señora!- respondieron ambas chicas al ver llegar al nuevo.
- ¿Sólo dos Koto Hajime?- preguntó un tanto sorprendido Kenshin.
- No necito más para esta misión. Además, el resto de las chicas todavía son muy novatas para asuntos como estos… ¿Y bien? ¿Tú equipo sabe a lo que nos enfrentamos?
- Precisamente, iba a explicarles todo cuando llegáramos acá- y dirigiéndose a su pequeña tropa añadió- Debemos efectuar un rescate. Un piloto estrella del Shinsengumi, fue secuestrado por agentes del Yupon- G. Su nombre es Yahiko y si esta misión fracasa, todo el Meiji y en especial, Ciudad Edo están en peligro.
- ¿Pero qué puede tener un simple piloto del Shinsengumi para tanto alboroto y tanta gravedad?- preguntó Aoshi un tanto incrédulo.
- Es el inventor del Golem, el nuevo prototipo de robot… Un arma supuestamente poderosa. Pueden forzar a hablar al chiquillo y en malas manos, el Golem puede significar el fin- dijo sombríamente Kaoru- Es por eso que hoy debemos rescatar a ese niño, mañana puede ser tarde.
- Nos reuniremos en la entrada sur del Cuartel a las 20 horas, hasta entonces discreción con lo discutido y tengan sus robots a punto. Pueden retirarse- concluyó Kenshin.
- Entonces…. Te decidiste por Sanosuke finalmente- dijo Kaoru cuando se hubo retirado el equipo.
- Sí, es un buen piloto y tiene entusiasmo, eso le jugará favor si sabe cómo aprovecharlo.
Kenshin volvió a recordar el cómo era cuando él era un Sanosuke en el Escuadrón. “Sí, lo hará bien”, pensó.
- Caballeros y señoras- dijo Saito puntualmente a las 8 de la noche en la puerta sur- Abordarán el tren transporte hacia la Antigua Kyoto que es donde se tiene la certeza que fue trasladado Yahiko. Si todo sale bien y no hay contratiempos, vuestro ataque estará comenzando junto con las Ishin Shishi y los Shinsengumi a la medianoche. Mucha suerte y recuerden nuestro lema….
- ¡VENCER O MORIR!- gritaron todos tan fuerte que retumbó el aire.
- A sus puestos ahora- y diciendo esto, Saito se retiró a una ditancia prudente mientras el tren transporte comenzaba su sonora y vaporosa marcha a través de las líneas súper rápidas. Había comenzado la misión.
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*Sakura, Sakura,
¿cuándo esas personas
callejean bajo los cerezos?
Desde finales de marzo
Hasta mitades de abril
No hay nada como
las flores de
sakura
(Kouta tradicional)
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