Cuando me haya ido, no me guardes luto
No me llores que la muerte no es una página en blanco
No me eleves plegarias y no trates de resucitarme en un grito
Enciérrame en tu memoria como a los sueños ellos nunca mueren

Cuando me haya ido, vierte mi despojos mortales al viento
No me circundas con cirios ni candeleros, léeme un poema
No busques tu mochila arahuaca en ella me llevé tu sonrisa
También el arete de la luciérnaga que me guiará en el camino

Cuando me haya ido, no sucumbas conmigo vive por los dos
Siembra un árbol, busca en tu armario mis poemas y mis canciones
Acicala tu vestido de flores y baila mi mejor canción frente al espejo
Y si escuchas un ronroneo no te asustes, es el viento trayéndote mi voz

Cuando me haya ido, busca mis poemas aromados bajo tu almohada
Descálzame que cabalgaré como potro salvaje en las alas del viento
Desgaja el racimo de poesía que pario mi memoria extinta
Y declama mis poemas que la poesía es la única luz que no se apaga

Cuando me haya ido, sabrás que forniqué con las hetairas en los burdeles
Abre la bitácora de los amantes donde viven orgiásticos mis sueños eróticos
Sepúltame en la praxis de la memoria, inmortalízame en la estación del tiempo
Y sabrás que nunca me entregué ni le temí a los adioses

No permitas que mi marcha sea la ruina de todos tus sueños
Cuando me haya ido, seré habitante del silencio estoico.