Si supieran...
es tan fácil hacerme feliz
Hoy cuando marianita
me acompaño de compras
fui feliz
cuando ninguno protesto por la comida
fui feliz
cuando el me pidió un beso
después de retarme
fui feliz
cuando se acostó a mi lado
y en silencio sus piernas abrazaron
las mías envolviéndolas
como una enredadera
fui feliz
cuando mi niña dijo
papá: no me gusta verlos pelear
fui feliz
al fin mi hija me defendía
y cuando se fue al colegio...
me dio un beso...
eso era respirar felicidad
en el aire.
Cuesta tan poco hacerme feliz
con pequeñas alegrías,
que comencé a coleccionarlas
y revestirme de ellas.
Ahora…
cuando el dolor y la tristeza
me invaden
las saco como un mago
extrae de la galera
un conejo
y me froto con su esencia
para espantar la pena
y la muerte
esas dos que siempre
me rondan.