Cómo les digo a todos que solo mi cuerpo esta en ese ataúd, que al fin vuelo y no tengo alas, ahora puedo ir donde quiera y estar al lado de todos al mismo tiempo.
Sé que fue tremenda la forma como mi cuerpo quedó sin movimiento, Observò la pena de mis amigos y familiares como se van despidiendo en fila frente a mi cuerpo inerte, pero de alguna manera tengo que hacerles comprender que la muerte es mejor que la propia vida.
Cuando sentí mucho dolor y supe que estaba en el quirófano, me entreguè a la aventura de morir; entonces aparecí en un tùnel oscuro, avancè y lentamente se fue iluminando. Fueron pasando escenas vividas de infancia, adolescencia, juventud y madurez. En cada esquina habían letreros que decìan "cuàles son tus repeticiones", caminè hasta que lleguê a la salida
Sorpresa habìa llegado a un mundo que, jamás hubiera imaginado: Todo era verde, cálido. Las personas bailaban y se mostraban amables, dichosas y tranquilas. Vestían túnicas blancas y cuando anunciaron mi llegada, todos me rodearon y cantaron la canciòn que siempre me gustò.
La ceremonia era con los maestros, me invitaron a sentarme en un sillón muy còmodo y desde ese momento, presentaron el espectàculo.
* Pasaron todos los que habían partido antes que yo, los notè dichosos, me contaron de sus proyectos y su nueva vida.
* Tambièn mostraron en un video la imagen de la tierra...Ahì me enterè, que aùn lloraban mi ausencia.
* Mencionaron mis fallas pero fueron perdonadas
* Me obsequiaron una nube para cuando quisiera descansar
* Al fin aprendí a bailar merengue y salsa sin temor al ridículo.
Màs tarde guiada por mi especial rebeldìa y sin que nadie se diera cuenta, regresè al mismo tùnel del comienzo pretendiendo volver a la tierra, es cierto que dudè por un momento si eso era lo que deseaba hacer verdaderamente, lo medité y me decidí. Quería ser la primera persona que hablara de la muerte, solo que no me esperaba la nueva condiciòn al regresar. esta vez nadie me podìa ver, o sea era invisible ante los ojos de los que estaban aun vivos en la tierra.
Ahora acompaño todos los dìas a mis viejos padres, a mis hermanos, a mis hijos y a mi pareja. Ayudo en las labores a mis compañeras de trabajo. Me siento útil y unitiva, solo que aun no encuentro la forma de demostrarles a todos que aunque yo morì, sigo en la memoria y corazón de todos los que me conocieron y siempre en las noches miro las estrellas pidiendo para que el deceso corporal ya no sea un misterio y menos algo que se tema.
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