DESPERTANDO
¿Cuántos éramos?. No lo recuerdo, pero el caso es que todos, andábamos entre los diez y los doce años, y todos, unos más otros menos admirábamos a la Ceci la morenita, la niña nueva del barrio, ella contaba con once .
Recuerdo esa tarde de primavera en que animado por el pailón del pasaje, el Juanito se acercó a la Ceci y la besó.
Anda Gúe´on , no seai tonto agarrala a besos, ..si ella quiere...anda Gúe´on – le decía el pailón. Y para no quedar como güe´on , el Juanito agarró papa y salió de entre todos nosotros y le dio flor de calugazo.
Despertábamos así a una nueva etapa de nuestra niñez, aunque no por eso dejaríamos la pichanga de fútbol jugada a diario en el pasaje, a pies pelados en que muchas veces quedamos con los dedos sangrando por un ocasional chute a la vereda,. Para los que éramos más grandes ( grandes?...once o doce años), las pichangas terminaban antes, a las siete de la tarde a más tardar, claro había que bañarse, restregarse bien la cara, el cogote y las patas también y para qué hablar de las manos, aprendí a limpiarme las uñas en ese tiempo para luego, bien peinado salir a la calle con ropa limpia a pasearse frente a las niñas.
Para mí, era imposible, jamás me atrevería, aunque cumplía con todo el rito de la limpieza, nunca podía pronunciar las palabras correctas, tan solo con verla me intimidaba, y sufría para callado al ver a la Ceci conversando animadamente con todos mis amigos, a veces me miraba, y yo me quedaba como pasmado, creyendo que todos adivinaban que ella me gustaba.
Eran tiempos de juegos, tiempos de cambios, de hormonas liberándose, tiempo de hacer las colas para comprar el pan, eran los comienzos de los años setenta, donde sonaban en la radio Los Quilapayun, Víctor Jara, Violeta Parra....y en la tele pasaban todas las tardes .Música Libre..y finalmente, lo que más me gustaba era esto, música libre, soñando con Araceli con Isabel Castro..creyéndome un lolo Mauricio o un Jorge Romo.
Eran tiempos de niño, intentando ser grande , tiempos en que un día el Miguel Ángel me pregunta...¿ Te gusta la Ceci?...y yo me quedo callado y la sangre se me sube al rostro..Ya poh...¿ te gusta o no?...porque yo hablé con ella y tú ..sí le gustai.....tiempo en que con el corazón casi saliéndose de mi pecho le respondo...sí...sí me gusta y salgo corriendo como alma que se la lleva el diablo, corro llorando hacia mi casa sin saber si es de miedo o de alegría.
Tiempo en que en la noche el Miguel Ángel aparece con ella...la morenita..con la niña nueva del barrio, la Ceci, con su pelo negro hasta los hombros, con su chasquilla que le tapa toda la frente.....
Ya..aquí está...dile lo que me dijiste en la tarde - dice el Miguel Ángel – y yo..de todos colores..y la Ceci que me mira con esos ojitos inquietos..
Ahí estábamos, el proyecto de novios, ella con once y yo con doce...frente a frente, por fin, cual oficial de registro civil el Miguel Ángel toma las riendas de la situación y me pregunta.
Ya David...¿Queris pololear con la Ceci?...el sí, me salió como de ultratumba, tembloroso, tartamudo...
¿Y tú Ceci, queris pololear con el David?....sí, también quiero, dijo ella con tanta naturalidad, como si le estuvieran ofreciendo una Coca Cola ...
Ya poh...entonces son pololos, chao yo los dejo solos para que hablen –dijo el Miguel Ángel – y se fue.
Ahí nos quedamos mirándonos, ella sonreía...claro...ya tenía experiencia, yo en cambio era totalmente novato, así es que luego de un rato la acompañé hasta su casa, al despedirse me dio un beso en la mejilla.
Juro que fue el momento más feliz de mi vida, nunca en mis doce años, había experimentado algo igual, creo que volaba.
El pololeo en si, fueron largas y hermosas tardes de ayudarla con sus clases de matemáticas, cada día nos juntábamos en su casa para estudiar y yo era completamente feliz, me bastaba con eso, con tenerla cerca de mí por tanto rato. Nuestro primer beso fue como a los tres meses y con la excusa de hacer una apuesta, cuyo pago era un ósculo, ella pasó de curso y yo, me gané mi primer beso en los labios.
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