¿Quién se imaginaría que una persona sin criterio amoroso sentiría alguna vez una angustia tan profunda llena de exasperación que me liquidaría paulatinamente rápido?
¿Cuándo existió eso que llama “amor”? ¿En qué momento hizo parte de mí?
Que inútil base de sufrimiento arrastra su venida, y entender de pronto como vaso de agua fría, que para algunos el cielo es más azul que para otros y estos a su vez los convierten en grises nubes que jamás se tornaran blancas por el mismo desencadenante fatal que profesan ingenuo:
Vestido de rojo y corazones rodantes que irradian “amor”…
A mis 17 primaveras vengo a percatarme de que no era ficción y que es más real de lo que proyecte mentalmente. Puedo sentir el maldito rencor que me carcome los huesos y que me produce la cordura de no obtener lo que ¿“amo”? me castiga y me incita a pensar hundida en la angustia y con dolor en el pecho veo que mis sueños se destruyen, ¿en qué momento dejé que esto llegara lejos como para mezclar simples emociones con proyecciones futuras anheladas como lo son los sueños?

‘¿Cuántas cosas más existen que pensé que no existían?
Por el execrable poder que tiene, la aflicción y la tortura, me niego a querer involucrarme y aunque mi carne me lo implore no cederé para que mi vida no termine en un tormento del cual no sabré salir, confundido.
Arranca, arranca de tus pasiones
Porque no son mentiras
El cuerpo pide y el hombre satisface sus deseos
No te Alimentes mal
Mejor alimenta tu mente con sabiduría
Porque por alimentarme yo
Y no tener para continuar
Como siempre sucede
A me siento débil perdido
Sin rumbo sin destino y lo peor, con miedo al futuro.