En las mañanas recuerdo tus ojos,
en las tardes tus labios y en las noches
cuando el frío empieza comienzo a recordar
como cierras los ojos mientras el roce de
nuestros labios nos dice todo.
Mientras cierro los ojos recuerdo los tuyos,
dulces, que parecen esferas de fuego que queman
sin temor alguno todo lo que yace dentro de mi
pupila, es entonces cuando empieza a brillar nuestro
amor que desde lejos una mirada es un te quiero, cuando
dices: ¡X, no te vayas! Es como decirme te quiero.
Entre tanto vagar en tu existencia me he puesto a pensar
que en las mañanas recuerdo tus lindos ojos, en las tardes
tus labios de fuego, y en esta noche como en todas las demás
sino te tengo muero e irremediablemente recuerdo infinitamente
que te quiero...
Te quiero en las mañanas, cuando todavía falta tiempo para que salga el sol, en las tardes cuando mi cuerpo recibe su calor y en las noches cuando me empieza a dar escalofrío, donde me comienza a dar sueño de ti.
Te quiero a todas horas, te veo en la sombra del árbol, en los ojos de la luna y en el espejo por las mañanas.
En todas partes huele a ti y sabe a ti, respiro y bebo de ti, muero y vivo de ti, quiero y amo de ti, duermo y sueño de ti, te veo y me vuelvo tonto en ti, miro y hablo de ti, quiero y amo de ti, te veo y me vuelvo tonto en ti y en tus ojos que parecen pequeñas gotas de agua que caen en mi cuerpo una por una, te quiero aquí ahorita en este momento que pienso en ti, pero no, no te tengo y por eso te quiero así con demasiada locura, ya vez ¿quién te podría amar así más que mi tonto corazón?
Te quiero como la locura del loco, como la sordera del sordo, como la ceguera del ciego, pero me hago el sordo cuando dices no te quiero, me vuelvo ciego cuando dices no te amo, y me transformo en loco, sí en loco cuando no te tengo, te quiero…