Yo no sabía a ciencia cierta que todo era mentira.
El beso más fervoroso, la caricia triste, la palabra más dulce de tu boca y los ojos hechizantes y un poco agonizantes hoy han hecho presencia, en la soledad de tu ausencia.
En esta hora indefinida, que solo trae a mi mente recuerdos de tu amor déspota y cariñoso, de tus besos, que más que besos fueron fuego, fuego de ti y de mí, de nuestros cuerpos, de nuestro amor, que hoy se ha desvanecido con la ligera noticia de que todo era mentira.
Mentira lo que miraba de tras de la sombra de tus ojos, de lo que me hacías sentir y de lo que me hacías creer.
Mentira desde el principio, mentira desde hoy, mentira desde siempre.
No sé cómo puede haber tanta mentira en lo que nosotros llamamos amor o tal vez no la hay, la mentira fue creer que algún día hubo amor.
Yo no sabía a ciencia cierta que el amar duele, mucho menos que en tus besos hubo mentira, pero el final de nuestro amor se divide en dos: en olvidar y saber perdonar…