Llaman al Presidente de la Naciòn para que corte la cinta que inaugura la nueva Terminal Aèrea del paìs. Los altavoces suenan amables y el Presidente sube una decena de escalones con la agilidad propia de sus setenta años. Algo le debe doler. Sonrìe el Presidente, apuntando con su sonrisa la seña que su mano derecha le hace al ex-Presidente de la Repùblica que le cediò la Banda Presidencial cuatro años atràs, y los flashes de las càmaras de fotografìas y las luces de las càmaras de televisiòn captan ese instante. Preciso, històrico, presuntamente inesperado. El ex-Presidente sube la decena de escalones con un garbo desgarbado, le estira la mano derecha al Presidente. Se saludan y hasta se semiabrazan. Dientes a los cuatro vientos. Como en un pase de magia, alguien le ha dejado una tijera en mano del Presidente. El ex-Presidente ya ha tomado la cinta blanca con cuatro franjas azules cuando el Presidente le estira la tijera. Acepta luego que el Presidente, siempre sonrientes, lo alienta con gestos a que la use. El primer trozo que corta el ex-Presidente se lo da al Presidente. Este lo toma y se lo ofrece al ex-Presidente quien lo desestima, agachàndose a cortar otro trozo. Esta vez se lo ofrece al empresario que habìa realizado la obra que inauguraban. Sin avanzar de su segunda lìnea en el escenario, el empresario se la ofrece al ex-Presidente y este lo desestima agachàndose nuevamente para cortar otro trozo. El Ministro de Obras, un poco màs atràs de la segunda lìnea, observa el abrir y cerrar de la tijera. El trozo le es ofrecido al Presidente, quien lo toma y se lo ofrece al ex-Presidente. El ex-Presidente estaba deshacièndose de la tijera, en complicidad con el mago que la hizo aparecer, cuando le llega el ofrecimiento. Hasta que el bolsillo del saco del ex-Presidente engullò la tela de cuatro franjas azules, ambos se mostraron sonrientes hasta las encìas.
Anàlisis de la situaciòn:
Lo del tercer trozo complicò las cosas. Tal vez debieron haber puesto a alguien, una mascota, por ejemplo, para que èsta fuera la que tomaba y ofrecìa y repartìa los trozos. Imparcialmente. Porque al hacerlo asì, queda evidente que el tercer trozo el ex-Presidente lo cortò para sì. La maniobra de dàrselo al Presidente -a quien ya le habìa dado el primer trozo- para que èste se lo ofreciera, perpetra un grave ataque a la inteligencia de la gente. Debiò cortar el trozo y guardàrselo en el bolsillo, que fue lo que, en definitiva, hizo. Pero no. ¿Por què no se lo guardò en el bolsillo luego de cortarlo? Porque serìa una perfecta metàfora para los cuestionadores que nunca faltan. (Que nunca falten.) A una fotografìa de èse instante podrìa agregàrsele debajo una leyenda que dijera: "Todo lo que agarra el polìtico, va a parar al bolsillo."
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