El padre le dijo al hijo: ¡levántate y camina!, pero el hijo no hizo caso; una vez más, el padre le dijo: ¡levántate y camina!, pero él ni siquiera lo intentó; nuevamente le exigió: ¡levántate y camina!, y ante el asombro del padre, el hijo se durmió; era un recién nacido.


Explicación:
¿Qué mensaje oculto subyace en este cuento?, ¿por qué el hijo no pudo levantarse y correr?, ¿faltó algo más para lograr que el hijo se levantara y corriera?, ¿qué debe aprender el niño antes de levantarse y correr?
Esta es la clásica exigencia de las religiones exotéricas cuando le piden a sus feligreses que muestren sus virtudes sin siquiera enseñarles cómo alcanzarlas. Es como aquél sacerdote que pidió a su congregación: 'ser misericordiosos', pero por más que intentaron no pudieron; una vez más les dijo: 'ser misericordiosos', pero ellos no pudieron; nuevamente les pidió: 'ser misericordiosos', pero los feligreses cansados de intentar no pudieron y se marcharon en ‘sueños’.
Es obvio que el ser humano ha vivido envuelto en un 'ropaje' instintivo-intelectual, lo que le ha generado el desarrollo de los egos y sus agregados psíquicos, los que dominan su actuación en el mundo de la forma. Aunado a ello, se encuentra el hecho de que no hay la suficiente preparación para 'cocinar las ideas' en su mente y hacer florecer el 'jardín de las delicias'. No ha conocido la forma o el método para despertar sus energías creadoras, transmutarlas y ascenderlas para iluminar el 'sendero angosto', para ‘levantarse y caminar'. De lo anterior se deduce, que los sacerdotes de cualquier iglesia y religión, deben enseñar a sus feligreses el verdadero 'camino angosto' que deben recorrer para despertar, transmutar y ascender sus energías creadoras, con el fin de eliminar primero los 'obstáculos' y despertar poco a poco la Conciencia interior. Sólo así podremos recibir los dones espirituales, como 'ser misericordioso', de lo contrario, la humanidad continuará en 'sueños' y serán muy pocos los que logren despertar.
Finalmente cabe mencionar que ‘dormidos’ están ambos personajes del cuento, pues ni el ‘padre’ sabe lo que pide, ni el ‘hijo’ sabe como hacerlo.