Vivían en un rancho pequeño,
pero tenían lo necesario,
y aunque anhelaban sueños,
seguían muy enamorados.
Un caballlo y un noble perro,
una casita de adobe,
allá arriba del cerro,
donde no hay quien te robe.
Él trabajaba en el campo,
ella de comer le llevaba,
y como se amaban tanto,
a la labor, los dos se ayudaban.
Un laguito muy pequeño,
lleno de cisnes traviesos,
eran sólo los testigos,
de sus caricias y besos.
Así pasaron los años,
una criatura ´nació,
y presintiendo un engaño,
el papá la rechazó.
La niña salío güerita,
los papás eran muy morenos,
y el pensó que su hija,
procedía de un amor ajeno.
No entendía lo de los genes,
ni sabía de lo hereditario,
sólo pensaba en los crueles
tormentos de aquel calvario.
No conocían el pasado,
pero ella tenía una abuela rubia,
y aunque ya se lo habían contado,
el hombre, no desistía.
Sentía unos celos terribles
y corrió a su mujer.
Sucedió algo tan horrible,
aquel siniestro anochecer.
La mujer tomó a su niña
y enfilaron para el pueblo,
había mucha neblina,
tal vez habría un aguacero.
Al ir por ese camino,
bajando por la cañada,
le salió un indino,
y le hizo una canallada.
La golpeó hasta la inconciencia,
luego la desnudó,
y despues de hacerla suya,
a un barranco la aventó.
La niña se fue con él,
nunca se supo su destino,
aquel hombre tan cruel.
iba tomando vino.
Otro día por la mañana,
a la joven encontraron,
con la ropa destrozada
y los ojos desorbitados.
Preguntaba por su niña,
pedía que se la regresarán,
y mientras en la cantina,
su esposo triste lloraba.
Tan luego que le contaron,
lo que pasó a su mujer,
al cerro lo acompañaron
y llegó al anochecer.
Ya no encontró a su querida,
no saben que rumbo tomó,
su esposo nuca olvida,
que a su amada destrozó.
Ya ha pasado tanto tiempo,
la niña ya apareció,
hoy es una flor que el viento,
muy bella la transformó.
La mamá está dormida
por toda una eternidad,
y aquel hombre suicida,
está pagando su maldad.
Es un hombre triste y ciego,
tampoco puede hablar,
y otras cosas desde luego,
pues no puede caminar.
Hoy la silla la conduce,
la niña que fue raptada,
su pasado lo conoce,
pero nunca dijo nada.
Al viejo le da el perdón,
no lo puede abandonar,
y mientras su progenitor,
vivió solo en su hogar.
A que historia tan cruel
la que sale de mi pluma,
del que creyó que le eran infiel
y se ahogó en su laguna.
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