Estornudo: “Acto reflejo convulsivo de expulsión de aire desde los pulmones a través de la nariz y boca. Por lo común es provocado por partículas extrañas que provocan la irritación de la mucosa nasal. De hecho, el estornudo es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio.
La irritación estimula la sensibilidad de la nariz y ello provoca una fuerte inhalación de aire -aproximadamente dos litros y medio- que pasa a los pulmones. Es entonces cuando los músculos abdominales hacen subir al diafragma para aumentar la presión en los pulmones.
Mientras tanto, los músculos de la faringe se cierran también. El aire sale entonces disparado por la boca a una velocidad promedio de entre 110 y 160 kilómetros por hora y contamina un área de 6 m².
Es muy difícil para una persona mantener sus ojos abiertos mientras estornuda. El reflejo de cerrar los ojos parece no tener objetivo alguno: los nervios que controlan los ojos y la nariz se encuentran relacionados y un estímulo en uno de ellos a menudo produce una respuesta en el otro. También es casi imposible estornudar sin mover la cabeza, sólo si el estornudo es muy suave. Esto es debido a que el movimiento de la cabeza hacia delante ayuda a expulsar las sustancias irritantes del aparato respiratorio.” (Según Wikipedia).
El estornudo. Sí, un acto reflejo, pero ¿qué refleja en nosotros ese acto? Un estornudo dura muy poco. Tan sólo medio segundito, ¿no? Bueno, aquí yo, un experto en la materia, alérgico a los ácaros y partícipe de fragmentos de 40 minutos estornudando sin parar, os va a explicar un poquito su experiencia, su opinión.
Vayamos por partes: un estornudo empieza con las ganas pero estas ganas vienen causadas por algo. ¿Qué algo? Pues cualquier cosa que te pueda entrar por la nariz e irritarla. Unas simples partículas de polvo son causa de estornudo. También elementos como el pimiento picante o una simple colonia nos pueden hacer estornudar. Sin embargo, hay una causa bastante curiosa que también nos hace estornudar (en muchos casos): la luz brillante. Muchas veces, tenemos ganas de estornudar, pero no nos sale (ya hablaremos de esto con más detenimiento), entonces decidimos mirar al sol o algún objeto luminoso y en muchos casos estornudamos. Este método, en general, suele funcionar si estamos adaptados a un estado de semi-oscuridad durante cinco minutos y viene producido por la reacción de una serie de terminaciones nerviosas las cuales nos hacen estornudar, aunque no a todos. Generalmente, esto afecta a personas de raza blanca y puede transmitirse genéticamente.
Como siguiente paso a las causas, vienen las consecuencias, las ganas de estornudar. Es una sensación extraña. Yo lo suelo comparar con un orgasmo. No es tan placentero, eso es obvio, de hecho, después de varios estornudos, la sensación puede ser desagradable (y ¿quién de nosotros no ha querido nunca ser multiorgásmico?), sin embargo el clímax, la sensación de llegar y culminar, es real. Sientes como si se estremeciera tu cuerpo, tus músculos, y de repente, pum! Estornudas. Expulsas todo lo que tenías dentro. Te quedas sin oxígeno por un segundo y después ya puedes respirar hondo. Esta sensación se ve intensificada según se intensifiquen las necesidades de estornudar. Cuando se retarda un poco. Cuando quieres que llegue pero parece que no va a llegar nunca, que se va a cortar, el orgasmo es como si te manipularan el Punto G, 30 manos simultáneamente.
Este momento, el de antes de la expulsión, es clave, porque pueden pasar dos cosas: que se dé o que no se dé. Puede que las cosas vayan bien, que estornudes y escupas lo posible e imposible por tus orificios faciales o también que no, que todo tu esfuerzo y deseo por culminar no (achúshh!!! acabo de estornudar, lo siento) sea útil. La sensación, manteniéndome en el ámbito sexual, es como estar a punto de correrte y soltarse la minga. Tienes una pequeña sensación de satisfacción, pero también de frustración por no haber llegado. Esto está bien para el sexo tántrico, pero en los estornudos la verdad es que fastidia un poco.
El estallido, el momento de expulsar de tu cuerpo todo lo que te sobra. Este momento es maravilloso, pero también desagradable en ocasiones. Lo bueno es cuando escupes en tu pañuelo todo y quedas satisfecho. En ocasiones esto se produce sin pañuelo, por lo que la satisfacción es menos al tener la obligación de limpiar tus deshechos después. Pero en otras ocasiones, la sensación de expulsar todo es inexistente. A veces estornudas, pero no sale todo. Lo que te hizo estornudar sigue ahí, molestando. En ese caso hay dos nuevas opciones, que vuelvas a estornudar, o que no. Al volver a estornudar puedes entrar en un círculo en el que no te das sacado eso que te incomoda, por lo que estornudas una y otra vez. Cuando no sale a la primera, y no vuelves a intentarlo, quedas mal, incómodo. Como si (volviendo al sexo) te hubieran metido algo que no querías que te metieran, por algún lugar por el que no querías que estuvieran.
El tema de los mocos, es relativo, porque no siempre estornudas porque los tengas, sino que al tener la nariz muy seca se puede estornudar igualmente. Pero sí es cierto que es una gran satisfacción sonarse los mocos a gusto después de un buen estornudo. El mejor orgasmo, porque además de satisfacer tus necesidades, lo puedes hacer en cualquier lugar sin ser especialmente observado o expulsado por pervertido.
*Javier Santalices* |