Las sílabas de tu nombre
se me enriedan en la boca
y ya no sé si provoca
mi risa tu desmesura
o al revés, es tu cordura
la que me quiere por loca.
Toca tu cuerpo mi alma,
besa mi sueño un suspiro,
verbos dueños del destino
derrámanse en mi garganta,
y tus antojos me cantan
treinta y tres puntos de envido.
Salgo al ruedo una vez más
a ganar nuestras mañanas,
implorandole a tus ganas
que me resguarden del viento
y que sepan el momento
de violarme las palabras.
Texto agregado el 17-10-2009, y leído por 93
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