Sono el telèfono....ella lo cogio temblorosa, le sudaban las manos. Y con voz entrecortada de los propios nervios que sentia, mezclada al mismo tiempo con una tierna ilusion; contestó muy bajito:
¡Diga!
Ella, no pens,o nada en ese preciso momento, y solo se quedo escuchando.
Y al otro lado, se pudo oir como una voz desconocida le preguntaba: ¿Cuánto precio le puedes poner a tu propio silencio?.
A ella esta pregunta, le recordó a una de esas películas en blanco y negro, que tantas veces había visionado de pequeña, en la que aparece el guapísimo actor principal y se dirigía a su amada en un afán desmesurado de conquistarla y le susurraba con un tono inquientante, algo así:
Te daría un dolar,si me confesaras lo que estás pensando en este preciso momento.
Y ahí llegaba ella (la actriz también guapísima), y se fundían en un cálido beso, porque los besos de las películas en blanco y negro eran eso...besos cálidos.
Mientras a ella le venían todos esos inciertos recuerdos; le sobrevino una fuerza interior, como jamás hubíera imaginado y entonces se dió cuenta que ya no temblaba, y solo se la pudo entender como decía con decisión y aplomo:
Yo no espero nada, hace ya mucho que ni siquiera me siento a esperar que me suceda nada; pero desde hace algún tiempo, simplemente, espero una respuesta especialmente original, que sea capaz de mover mi corazon ya dormido por el tiempo;
Y mientras tanto.....
aquí te espero, amor mío. |