Cierra los ojos
y roza mi alma en su viaje al destierro,
como polvo de estrellas,
hacia el infinito vuelo...
Y arrastra el néctar de tu piel,
a la diáfana melodía del firmamento...
Es el sueño del mundo,
es el dueño de los deseos,
es aliento divino y música entre nuestros dedos...
Nos trasformamos en energía
y danzamos sobre los recuerdos...
Tu aliento cruza horizontes
y seguimos siendo uno con la vida,
uno con el cielo...
Texto agregado el 16-10-2009, y leído por 121
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