Pasaron 6 años, mil historias, mil caminos, mil desencuentros, mil encuentros y seguía pidiendo volver a dormir. Esperé 6 años a que se repitiera ese mágico encuentro, ese momento de entrega verdadera, de simpleza, de ternura, de alegría, de esperanza, de temor. Volví a creer, a sentir, a vivir, y eso fue gracias a que si eras tú.
Tal como en el pasado mi corazón, latía fuertemente junto al tuyo, mis manos acariciaban tu cabello, tu rostro, tus brazos y la respiración se confundía entre los dos. La vida nos separó una vez, no era el momento, era un sueño y no podía ser de otra forma. Hoy no es un sueño, no es un imposible, y el temor es tan intenso como aquella vez pero ahora no dejaré que ese miedo me quite la posibilidad de volver a sentirla junto a mí. Era de noche, todo estaba tranquilo, sólo las palabras y la ternura acompañaban ese momento y él estaba ahí frente a frente pensando sólo en ella. Fue real, fue cierto, él la abrazó como hace mucho tiempo no abrazaba a una mujer, ella se dejó llevar y sintió como él se acerba lentamente, con mucha ternura con delicadeza, con amor. Ya no hay más espacio entre ellos, y sus labios no resisten la tentación de acariciarse, de sentirse de confundirse en un beso. Y así fue, él la besó lentamente tiritando como un niño que da su primer beso y ella tiernamente respondió su beso y todo se iluminó. Nada terminaría ese momento, nada se interpondría entre el deseo y la pasión, entre el temor y el corazón, nada podría con ese beso y ambos sonrieron. Esta vez al cerrar los ojos y abrirlos nuevamente no estaba solo, seguías ahí y lo que hace años sólo había sido un sueño y una jugarreta del corazón esta vez era una revancha a ese deseo. Esta vez Si eras Tú y el corazón de aquel hombre sigue gritando pero esta vez no por que sea un sueño si no por que fue y será una realidad.
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