“Quijoticemos la realidad” decía.
Gran parte de la noche la pasé abrazado a ella, piel con piel. No quiero con eso presumir, sino decir que en ese momento tan cálido comenzó un viaje que concluyó esta mañana, o que tal vez empezó con la llegada del sol.
Al llegar a casa mas de lo mismo, prisas, llego tarde a clase y no he dormido. Un café rápido, un cigarro quemado en el cenicero mientras terminaba de afeitarme y la recopilación de apuntes pertinentemente diaria. Al salir del cuarto la misma rutina, conecto los cascos al móvil y… nada, no suena nada, retuerzo el cable hasta la estrangulación, pero nada. “No puedo salir a la calle sin música y menos hoy” como un loco me pongo a buscar el MP3 entre los cajones, lo encuentro bajo una pila de papeles olvidados y de olvidarlo él se debió olvidar como funcionar. Entre el complejo sistema entramado que lo componen algo falla, tampoco funciona, pruebo con otros cascos, con otras pilas, la hora se me hecha encima, pero nada, Quien sepa que decrete la hora de la muerte de mi MP3.
Fue John Lennon quien dijo que no hay problemas, sino soluciones, como un loco busco la mía, bajo mas papeles mi fe empieza a hervir como loca, nunca me alegraré tanto de haber leído esas palabras: “CASIO”. Vestido por el polvo de quien se sabe olvidado mi viejo Walkman me miraba desde el fondo del cajón. Quito las pilas del mando a distancia para cambiarlas de sitio y el momento de éxtasis llega cuando al meter la primera cinta que pillo a mano comienza a rodar, nunca me he alegrado de escuchar esas palabras “close your eyes and I´ll kiss you, tomorrow i´ll miss you”.
He ahí mi reflexión, hacemos las cosas con rapidez, duran poco, son fugaces y al final inútiles. La batalla entre la comodidad de un pequeño aparato fabricado para contener cantidad inalcanzable de música la gana un viejo cacharro desgastado, sin la tapa de las pilas y con el mecanismo mas simple jamás visto en la industria musical: una cinta que gira y transporta el sonido a través de unos cables hasta tus oídos.
Como es lógico no he llegado a tiempo a clase, de modo que, armado de mi viejo cachivache, me he sentado en el patio de la facultad a escuchar música con mi café, el segundo de la mañana y mi tabaco, mientras te escribo.
Lo que la noche me dio lo habría estropeado (no me gusta nada esta palabra, prefiero escacharrao) lo que la mano del hombre hace para que sea demasiado efímero, para obligarte a volver a comprar, renueva o muere. Quizás ese sea el factor que nos falta; tiempo, no tiempo en el sentido radical de la palabra, sino en el mas puro sentido físico, si no tenemos tiempo como vamos a disfrutar del tiempo. ¿quijotizar la realidad? Me gusta el concepto, me atrae mas bien diría yo, pero quizás antes de plantearnos quijotizar algo deberíamos plantearnos la realidad a quijotizar.
Un saludo, quijoticemos el tiempo libre que nos queda, a ver si de esa forma podemos disfrutar de sus matices, aunque sean un abrazo piel con piel eterno.
Jerez, 16 de octubre de 2009 |