Cambias de imagen
a la vista,
de manera constante y sin prisa,
mueves las emociones,
con coloridos destellos,
cambiando nuevamente
atrayendo miradas,
para engrandecerte…

Esa lujuria que penetra,
tu escurridiza lividez,
al mover el deseo
una y otra vez,
como culebra en celo.
cambiando también esa sombra,
para escabullirte en la muchedumbre,
en un bosque hambriento que te nombra…

De verde claro,
a café oscuro,
rojo apasionado,
a blanco inmolado,
amarillo desprecio,
al azul deseado…