La vida, la vilipendiada y , a la vez, maravillosa existencia, es una espera constante.
Una infinita y anhelada sala de aguardar que algo especial se lleve a cabo.
Las expectativas que depositamos en ella son multitudinarias.
De cuando en cuando algo sucede.
Pero no todos estos episodios son registrados debidamente. Algunos se extravían irremediablemente, se desvanecen.
Casi todos para no retornar jamás.
Sería positivo poseer una alarma para detectarlos.Un aviso imposible de ignorar.
Una señal a la que no te puedas negar.
En eso estoy trabajando.
Pero no lo logro encontrar.
Mientras tanto, infructuosamente, trato de anoticiarme a tiempo de captar los significados vitales y su importancia.
Porque sin duda aparecen.
Tal vez algún día pueda.
¿ Y por tu casa, cómo estamos ?