-Estoy segura, que este título que elegiste para nuestra poesía en común, es una verdadera porquería, y lo peor es que ya es tarde para el pataleo.
-Solo intenté cobrar una vieja deuda. En un principo pensé que era como poner al servicio un capital perdido extra.
-Pero no me consultaste, que sería la única forma que existe de respeto. No entiendo porque no te interesó mi opinión.
-Estaba seguro que te iba a gustar.
-A quien le puede agradar que digan nada menos que en un título: Camino debajo de mis pies descalzos; y que más luego lo pongan en mi propia poesía, hubiera preferido: Los árboles crecen para abajo y las raíces asoman cual penachos que luego sueltan unas antenitas dobladas.
-Tengo malas noticias para darte, lo anote con mi nombre, tú no figuras ¿Ahora dime que nombre le hubieras puesto?
-Esto se llama pistola. Aquí tienes cuatro balazos. Ya no pareces respirar ¡Que grande!