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Y se quema, se carcome
Pierde la piel, botando sus escamas.
Y al mirar sus zapatos mi cara queda paralizada para siempre, ha dejado de ser bestia, y con los colores de la naturaleza se viste al saber que su cuerpo esta destruido.

Fue hallada en la calle, y sus costumbres armaron su carácter de manera invertida, ¿que siente? Se preguntan científicos que lo examinan, su género esta distorsionado, al igual que las facciones, experto en confundirse, arma trabalenguas en su interior.

Engendro divino

Hijo carnal de una estatua profana, se te ha acabado el amor, la inactividad te lleva a tus antepasados. Esos fijos humanos que adornan los parques con planos negros sobre sus rostros. Y te volviste frío, congelado desde la molécula.
Aceleradores de mentes son los que te miran y siguen avanzando, no sabes cuanto pesas, ni has intentado levantar los pies. Los ves pasar y te derrites con cada milímetro de su avance.
Bestia muerta te creía viva, te creí con sentimientos, pero estas hecha plástico, una gota de polietileno vuelta manta transparente.
Has perdido los latidos. Las pisadas.
Has perdido.

Si mi cabeza siguiera donde esta, seria mucho menos agradable, seria amargo el sabor de los helados y de las fresas pasadas de temporada. La lengua caería por el pecho desde la garganta, como vistiéndome con seriedad para una entrevista con la decisión.

¿Es mejor un cable o una soga?, ¿es mejor un alambre o nada?, al parecer los árboles se doblan y los arcos son ocupados por otro suicida. Me afirmare desde la cara para ir agarrandome mientras caigo, mientras cae todo, es la vestimenta del fin, una despedida que ha durado años.

Aparece una compañera o compañero, es algo que se mueve y gime mientras trata de abrir un bulto. El cielo esta extraño, combina contigo, le digo.
Te digo, y cambia mi forma de dirigirme a la letra.
Te veo en cuclillas sacando del saco un arma que no dispara
Cara plana sin movimientos, afacia es su apellido
Miro, cierro, miro. Y me corro para no ser alcanzado por las balas infladas con la intención de quien apunta para matar. Una bienvenida, te invito y creces, vamos primero segundo tercero cuarto, la habitación es corta pero acogedora. Liberado de muros salgo contigo nuevamente y vamos al desierto que antes era glaciar.

Hablamos horas y horas, nunca entendimos nada, nunca, pero lo intentamos, ya no muevo la boca, es más cómodo.
El aire seco me corta la lengua, y la piel aparece nuevamente, surca el lapso.
Tomamos un auto en medio de la nada, y nos fuimos comentando de esos superhéroes que fallecieron hace años, ¿que eres?, mucha claridad en tu respuesta, pero estas equivocada dicen los periódicos. Te crees alma, te crees lo que no sabes, abres la columna para descubrirlo, pero no hay nada, solo palpitaciones varias y ovarios mutilados desde la muela. Me abro paso y te agarro de la mano mordiéndola, avanzo y subo al cerro, la colina esta cortada por algunos que se han lanzado girando.
Niños jugando y otros finales felices. Pero abajo supuestamente veríamos la ciudad… se han mudado las estructuras, el cuerpo se desintegra, la mente y los sueños.
Los niños ríen y no pueden salir de donde han caído, están atrapados con las manos atrás y sus padres almuerzan en la terraza de la montaña.
Yo miro y no los ayudo, es un final feliz, el juego que los llevo al suicidio.

Fuimos invitados a construir un carrusel,
Nos llamaban a gritos, fuimos, y caímos en la trampa de la buena gente, aquellos amables que nos buscan para participar, no tomamos atención a sus muecas, menos todavía a las herramientas que nos entregaban, sus formas, situadas al sur de la colina daban sombra contra el muro y crecían, luego por acto de nada se ponían contentos, éramos siete, y nos demoramos una semana. Los niños que creamos para rellenar el hueco de los caballos iban atravesados por la cabeza, sus intestinos eran violados con alegría y la cárcel de la felicidad los pintaba de colores plastificando sus sonrisas. Fuimos malos por primera vez y nos expulsaron de la tierra.

Nos llevaron, viajamos por horas, y no dirigimos palabra alguna a nadie, las letras se resbalaban y la frase se olvidaba.
Éramos presos, y gigantes como el paisaje que nos rodeaba /guiados al encuentro con el jefe. Están muertos decían algunos, pero no pude preguntar, era el misterio de los que te queman, esos que no ves nunca pero te llevan. Ellos nos dieron las instrucciones, vimos el reverso. No había ningún jefe.
Comenzar la condena nos llevaría bastante tiempo, ya que la autoridad te obliga a construir una pequeña cárcel para que puedas encerrarte. Te desnudan, revisando cada parte que contagia, luego eres entregado a otro grupo humano, donde te miran y no hablan, son amables nuevamente, tristes y amables nuevamente. Ahí terminaba la página y comenzaba la hoja blanca. Esa que rayaremos con el paso del tiempo para mal dirigirnos a la tierra nueva, de amigos que no beben y gente alegre con sus pestes.
Llegamos nuevamente/ era blanco el suelo, tierra muy húmeda dijiste, yo te creí.
No vimos juego alguno, era la muerte parece, eso dijo un hombre cuando nos trasladaron. El lenguaje de muecas es increíblemente difícil, y el de pestañeos es sospechoso. Mejor no decir nada y apurarse en poner los muros, aunque sean pequeños, aunque la vida sea en una caja.
Los candados los entregan al final, como un premio por finalizar la labor y aplicar el encierro, eran amables y furiosos nuevamente, amables y tristes después.
¿Viajemos? Te pregunte, y me metí en la cárcel. Adiós con cinco pestañeos. Te vi, y en el último deje los ojos cerrados.
Paso mucho tiempo para saber si estaba vivo, era extraño pero la caja era movida y yo no sabia donde, fui ubicado entre muchas otras, la tapa que cerraba el cubo era el suelo de otro y de otro y de otro, empuje con mi columna la puerta y me di cuenta que moví los pies de un hombre…. O de una mujer….
Al parecer gimen para apurar el tiempo, es un truco bien hecho, pero perdí la garganta buscando un árbol hace varias semanas, mi lengua ya no es, y las letras se caen ante mis ojos.


El día de mi libertad llegó… y no salí.

Texto agregado el 15-10-2009, y leído por 98 visitantes. (1 voto)


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