Renata nunca pensó que ese día llegaría
Se dedico a ser una soltera empedernida, mejor dicho las circunstancias la llevaron a eso y después de una larga historia de desamor decidió que esa cosa llamada matrimonio no venia incluida en su lista desde el día que nació, y se olvido de sueños en vestidos blancos, en invitaciones y banquetes. Lo único que siempre se guardo fueron las ganas de bailar esa cancioncita que escucho cuando era niña “when a men loves a woman” abrazada del inexistente príncipe azul.
Cuando éramos niñas jugábamos con los niños en la bicicleta y jamás fuimos aceptadas en la misma escuela de monjas, donde el resto de las vecinas estaban inscritas. Así que Renata y yo fuimos de las primeras niñas que iban a escuelas mixtas.
Mi madre fue cambiada de cuidad por su trabajo y arrastro con todos hasta con el perro y por casi 10 años no supe nada de Renata hasta que el bendito internet nos volvió a reunir, como a muchos en la historia de esta vida.
Entonces ella ya había desistido del matrimonio y dejo de planchar y de cocinar, se unió a un movimiento feminista y predico por el mundo que una mujer era completa sin la presencia de un hombre, que la historia de la ama de casa era opresión del gobierno por miedo a aceptar que las mujeres somos mas fuertes e inteligentes en todos los aspectos, que debíamos de exigir el orgasmo y no recuerdo que tantas cosas más del mismo estilo hasta que finalmente … un día antes de cumplir 33 años conoció a este extraño hombre de aspecto intelectual que resulto todo lo contrario y con quien sabe que artimañas sometió a esa feminista por más de un año hasta que la volvió dócil y la convenció de unir sus vidas en sagrado matrimonio y en 5 meses se casan, el vestido blanco ya esta listo, las invitaciones han sido entregadas, la lista de canciones hecha, de hecho solo falta que yo cruce el pacifico para probarme el estúpido vestidito de dama de honor del que siempre nos burlamos.
Mi querida Renata se va a casar, esta nerviosa por que no le sale la receta del pastel que su suegra le paso, se da de topes con la plancha por que alisa un lado y arruga otro y esta planeando ya no dar clases en la universidad por que no le va alcanzar el tiempo para atender a su marido.




De esta historia yo lo único que aprendí es que nunca debes decir NUNCA