Situaciones que sorprenden con mucha rudeza, eso lo tenemos marcado en la frente, tal vez con cotidianidad pasmosa. Que tan ambigüa es la época que nos ha tocado vivir. De verdad que da excesiva pena ajena, y de la peor, lo estupefactos que estamos ante un hecho tan trascedental e importante como el otorgar a nivel mundial el Premio Nobel de la Paz. Tamaña disparatada escribiría una persona como Don Cervantes, si tuviese la oportunidad de viajar al futuro de sus tiempos. Lo sublime de un premio como éste recae en nada más y nada menos que en Barack Obama, el recién electo presidente del país más irrespetuoso e intolerante del planeta.
El Gran Premio Nobel de la Paz en sus manos es como darle una ametralladora automática a un asesino en serie. Esto no tiene nada que ver con las mejores intenciones del presidente gringo. El análisis tiene que ser contundente, lo exige la moralidad de los tiempos actuales. Apenas recibido el galardón aprueba como inflar un globo en un circo, el envío de otro número importante de soldados a Afganistan. No reafirma el retiro inmediato de las tropas de Irak, el desmantelamiento de las armas nucleares en el grupo de los ocho, o el retiro inmediato del régimen de Michelletti en Honduras, o el cierre definitivo de la terrible Base Cárcel de Guantánamo en Cuba. Todo lo contrario, afianza su conducta demostradamente bizarra al ir apoyando, validando y certificando la invasión y degradación de otro país más. ¿En que estaba pensando el jurado que otorgó tan excelso premio? ¿Será una antijugada maestra de la estrategia más recóndita del filosofar humano?- Hasta el mismísimo Barack declaró a nivel internacional que era muy apresurada la asignación. Definitivamente este mundo está volteado al revés, no se entiende, por más argumentos que den los señores de la Alta Sociedad del Poder. Mientras en algún próximo momento, en una noche cualquiera, en un sobrio anfiteatro miles de personas en frac, y con vestidos de la alta sociedad asistirán a la entrega del NDLP, tomando bebidas caras, comiendo caviar, aplaudirán hasta rabiar; en otra parte del planeta miles y cientos de mujeres, hombres, niños y ancianos tendrán que tener los ojos bien abiertos con el caer indiscriminado de bombas, el fluir de balas asesinas o el paso de soldados y tanques enemigos. Devastación es el preámbulo de este Nobel de la Paz, si el Presidente Barack Obama tuviese algo de sentido común o algún vestigio de dignidad ética debería renunciar a tan absurda designación. En esta suerte de limbo y de loca decision, pasan advertidamente varios eventos de importancia en el debate de las ideas, en la crítica de los pueblos. O los norteamericanos jamás han aprendido de las lecciones de Vietnam, o de las invasiones a latinoamérica, o esos momentos de la historia como que le pasaron por encima. O las personas que racionalmente deciden al entregar esta premiación definitivamente se equivocaron o intencionalmente lo hicieron con extrema y decidida locura...Veamos las reacciones internacionales, ellas tendrán que argumentar y protestar por sí solas... En estos momentos en la humanidad debería privar la sensatez, lo contrario es retroceder hacia el fango, hacia la oscuridad, en esos contextos donde la especie se bestializa |