Todo fue un gran invento, lo único cierto es, que nadie ha visto nada, para contarnos
Que hay del otro lado, nadie ha vuelto nadie resucito.
Los escritos vienen de más atrás, los códigos fueron inventados, para dominar a los ignorantes y hacerles creer que fue así.
Los misterios del universo, nos conectan con saber que hay más allá, que hay más allá de la vida, nos entregaron un legado básico, diez formas de buen comportamiento, diez mandatos para guiar nuestras vidas, para formar la célula madre de nuestro comportamiento social.
Quizás no hubieran muerto tantos inocentes, pero aquellos que iniciaron las grandes guerras, hubiesen repasado, aunque a la ligera, estos antiguos mandamientos.
Para luego, pedir perdón mirando al cielo, pero con la bota aplastando la mano del pordiosero, que padece hambre y frío en esta ciudad desvastada por toneladas de t.n.t.
¿Dónde estabas tú? El caudillo da la perforada paz, encerrado en tu gran casa construida para ti, en una ciudad tan blanca edificada con robos e impuestos abusivos al campesino creyente e ignorante. Refugiándote entre las aterciopeladas
cortinas vaticanas…
¿Dónde estabas tu? Para darles el mana a los hambrientos niños africanos, desconsolados irakies, confundidos judios, atormentados y desconsolados…
todo este invento, ha sido creado, para manipular nuestras torpes y repetitivas mentes
nos cuentan cuentos de pequeños, y cuando crecemos, nos cuenteamos a nosotros mismos.
¿Por qué no has quemado todo esta basura con tu aliento?
¿Por qué dejas que esas fábricas de guerra continúen su letal producción?
¿Por qué dejas que esas mentes nos gobiernen con terror?
Quemando nuestros hogares, arrebatándonos a nuestros hijos y nuestras dignidades
¿Por qué dejaste a Caín asesinar a Abel?
Si tu lo sabes todo y eras antes que todo esto existiera, antes que yo escribiera, tan cierto estoy, que nadie leerá todo esto, porque los códigos son una burda mentira.
Necesitamos creer, que estas ahí, para protegernos y abrazarnos, aun cuando haya herido de muerte a mucha gente y buscar después el perdón. Pero el gran inventor de
Todo esto, ya no esta entre nosotros, nos dejo un mar de dudas, seguiremos fabricando guerras, porque tu lo permites, seguiremos siendo buenos y malos también
Tú estarás mirando, solo mirando el abandono en que nos dejaste.
Te fabricamos muchos nombres y te creemos, para alimentar nuestra fe…
Déjate aparecer, para iluminar esta ciudad oscura, para que el mundo de los incrédulos te vea, para que mudos se regocijen en sus almas y convencerme que puedes reventar el mal, que fructífero crece como la mala hierba.
¿Por qué no acabas con los injustos, asesinos, creadores de guerra, malos vicios?
La respuesta resuena en nuestra conciencia, NO ESTAS AHÍ PARA NADIE.
No estas ahí, para nosotros, alguien simplemente te invento para creerte y adorarte
Déjate ver, aunque sea un instante, todos perdemos el rumbo, caemos como siempre
Los opresores nos subyugan a su mandato, flagelando las mentes infantiles, envenenando sus almas.
¿Dónde has estado todos estos años?
Años de muerte, horror y miseria. Cuanta falta haces aquí, en esta desolación total, hay que convencer a muchos, para después volverte a inventar, necesitamos creer en un bien mayor y despertar…
Algo esta sucediendo, que subterráneamente golpea, bajo la alcantarilla de nuestras mentes, quedaremos boquiabiertos, los que tienen todo el poder material, no podrán comprar, porque todo a sido una mentira preconcebida por otros tan manipuladores y perversos como estos malditos CODIGOS …
“de pronto la botella cae al suelo,
la lengua traposa y áspera se pega al paladar dormido,
mis dedos afirman férreos los restos del pito
que fumo mientras abro la cerveza…
el peyote que he bebido,
me ha secado la garganta,
la cerveza calma esta angustiante sed,
hasta que la tarde caiga,
volteo la lata …
Otra vez estos malditos códigos de barra”…
Nota: mezclamos tabaco, marihuana, alcohol y peyote y una conversación, con un seudo pastor y servidor de la espiritualidad religiosa, lo ponemos en la juguera y lo bebemos, el
resultado quedan algunas dudas existenciales y de paso me produjeron esta tremenda volada, que ni yo, me la creo… (El autor)…
|