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“Tenía miedo de estar ahí, era oscuro y no se veía nada, era oscuro y no se veía la salida”
Pensó en ¿cómo había llegado ahí?, pero en ese momento se levantó, todo era solo un mal sueño.
La mañana del 25 de octubre, se despertó y añoró aquellas mañanas que no había tenido que hacerse el desayuno, que no había tenido que preocuparse por el almuerzo o la cena.
Hace dos años había muerto su madre, el cielo se cayó para ella, no podía aceptar que se había quedado sola, porque no se había quedado sola, literalmente por supuesto. Se levanta de la cama y llora aún, aún llora, aún tiene miedo al paso del tiempo.
- Buenos días Sra. Middle, ¿hay correspondencia? – aún espera respuesta de su padre, pero no como antes.
- No hija, no hay nada.
- Mmm!, bueno, gracias - dice despidiéndose de la dueña del pensionario y sale.
Un edificio enorme erigido en aquella callecita le llama la atención. Antes yacía allí un pequeño y pobresucho condominio en donde la mamá de ella había obtenido la mayor parte del terreno.
¡Guau! Cuán rápido pasó el tiempo, tan rápido había avanzado la construcción de aquel centro comercial.
Betty había vendido el terreno que su madre le dejó y se fue a vivir a una cómoda pensión.
Sus vecinos imitándole habían vendido sus propiedades y ahora en su lugar se erigía un moderno y cómodo centro comercial.
Ella trabajaba en un stand, como cajera, ella aunque trabajaba con muchos chicos de su edad, solo logró establecer amistad con uno, con aquel muchacho de tez clara, ojos negros, labios gruesos y cabello desaliñado, con Peter, y solo con él realmente no sentía la soledad.
- Betty ¿llegando temprano en lunes?
- Bueno Peter no todos vivimos “la juerga de fin de semana”.
- Buen punto – y ambos muchachos rieron, complacidos por haber empezado bien el día.
Abrieron el stand e inmediatamente Betty ocupó su lugar tras el mostrador, y solo un voluminosa luna con un gran letrero de CAJA se interponían entre ella y la calle.
Peter por su parte fue hacia el fondo de la tienda y así como pasaban los minutos, otros trabajadores de la misma empresa fueron llenando aquel mediano stand y se mezclaron con los compradores que la irrumpían la tranquilidad en busca de productos de limpieza, para cocina, etc.
Otro día pasó y Betty volvía a su rutina, pero ella pensaba que era diferente a otros, porque casi no había sentido el trajín diario.
Poco a poco el stand fue quedándose vacío otra vez y así como los clientes habían estado por los rincones buscando lo que necesitaban, ahora estos mismos abandonaban la tienda bajo sendos paquetes que contenían todo lo que no habían podido dejar.
Y como todos los días Betty se quedó cuidando de cerrar bien la caja y contar el dinero y Peter encargado hacer el inventario, se quedaba hasta el último como siempre.
- Betty, cierras tú, porque hoy tengo una cita con … ya sabes con quien…
- Uhm … vete no mas que no he de demorarme mucho no habas esperar a las damas – dijo con gesto más que molesto, de resignación.
Peter salió sonriente, le encantaba poner celosa a Betty, él la quería, más de lo que ella podía imaginar, pero mañana la invitaría al cine y le diría la verdad, le diría que la quería y ella no podría decirle NO, ya lo tenía todo planeado. Nada podía interponerse en lo que iba hacer, en lo que iba a decirle … ¿estarían él en lo cierto?.
Por otro lado …
Betty se quedó sola.
Otra vez el sentimiento de la soledad la “atrapó”. “Peter no la quería”, ella trataba de grabárselo en la cabeza pero no podía, la forma en que él la miraba, le sonreía, le hablaba, …, un perfecto OLVIDALO hizo eco en su cabeza y un gesto afirmativo quiso poner punto final a aquellos tontos pensamientos.
- Que va, ella es una chica agradable, lo va hacer feliz, es linda, … uhm – las palabras le dolían, y más porque hablaba de la supuesta cita de Peter.
- ¿Qué? ¿estoy empezando a hablar sola? – Betty pensaba que la soledad le estaba haciendo perder la cordura, pero por una parte tenía razón, la soledad la hacía más vulnerable.
Betty volvió a lo que hacía, sacó las llaves, y haciendo un gran esfuerzo empujó la puerta doble hacia si misma, pero de un momento a otro, …, Betty paró, violentamente quiso empujar la puerta más rápido, no pudo seguir, el fría mástil de una negra pistola emergía de la nada, hacia su delicada cabeza. Empezó a temblar, 3 hombres encapuchados más el que la sostenía entraban en la tienda abriendo la puerta de un solo tirón…
- No te muevas – el que la sostenía le susurró, y a ella le pareció que habían un tono de dulzura en esa frase que no tenían ninguna pista , pero pronto se olvidó de eso, al escuchar de nuevo otra, esta vez sí, otra orden:
- Apúrense, no tenemos tiempo.
Ella miraba espantada como aquellos hombres cargaban con la mercancía y la sacaban poco a poco.
Dos de aquellos se retiraron junto al botín de productos que llevaban en cajas pesadas, que ellos cargaban, como si fueran perfectas cajas vacías.
Aquel que parecía ser el jefe volteó hacia el que la sostenía, y gritó enfurecido mientras tiraba la caja del dinero hacia la luna, rompiéndola en muchos pedazos.
- La caja no tiene dinero. ¿Dónde está?, trae a la cica acá.
De manera presurosa, Betty sintió que la llevaban hacia un, ya claro, hacia un terrible desenlace.
- Habla niña que no tengo mucha paciencia! – gritó el cabecilla de esa tonta banda.
- - No lo sé!
- No me mientas escuincla babosa! – Y dando otro de sus fulminantes gritos le dio una gran y cruel bofetada, Betty voló por los aires hacia el cemento frío. Toda ella fue a parar al suelo y su delicada cabeza chocó en el piso.
Más en su delirio pudo descifrar las palabras de un desconocido.
- No le pegues tan duro Mike
- No te metas!
- Me meto porque quiero
De un momento a otro los que se habían desviado de la chica y se volvieron para darse un merecido encontrón, como esperaba Betty para que le dieran tiempo de huir.
Pero no se pudo, Mike se controló y el otro encapuchado volvió su rostro hacia el, lugar en donde había caído Betty, pero ella ya no estaba ahí no ella, se levantó y corrió mientras ellos discutían, pero no lo suficiente rápido.
Mike retrocedió, tomo una de las herramientas que tenían ahí, y arrojándosela con la mayor fuerza posible se la arrojó a Betty, que se desplomó casi llegando a la puerta y un charco de sangre se dejaba ver, cuando ella yacía en el suelo por segunda vez en aquella noche, pero ahora no tuvo mucha suerte, al caer ella supo que no volvería a levantarse. Betty respiraba con dificultad cuando un grito levantó sospechas en el vecindario.
- Dijiste que no tocarías a la chica Mike – de repente gruñó aquel hombre.
- Arggg – Mike lo miraba desde el piso, con un ligero movimiento se paró y le arrancó la capucha a ….
Un silencio puro y claro se desencadenó, y tan solo un suspiro y un nombre terminarían con aquel desdichado silencio:
- Peter? – Betty suspiró y cayó muerta.
Si, Peter envuelto en aquella capucha era uno de los culpables del robo, él y nada más que él.
El corrió a ver si podía salvarla pero, ya era imposible, sólo se encontró con un cadáver frío y sin vida.
Realizando un movimiento brusco, desvió su mirada a su compañero que lo observaba pasmado. Peter reaccionó y el otro no pudo hacer nada porque cuando quiso protegerse era tarde, y simplemente aceptó aquel golpe que si iba dirigido a él, cayendo al piso después del impacto.
Peter volvió a lado de Betty y no contuvo más las lágrimas.
- Alto, arriba las manos – un policía entro en escena
Peter un joven simplemente tenía necesidades, y cuando salía del trabajo esa noche, feliz por lo que imaginaba sucedería al día siguiente, fue interceptado por sus antiguos amigos, no tuvo opción y bajo la promesa de que nada le sucedería a la joven aceptó ayudarlos en el robo.
Cuando las cosas se salieron de control, al ver que dos de los compañeros se fueron con las cosas robadas y solo ellos se quedaron por el botín más grande, que era el dinero de la caja, y más aún cuando vio a Betty en el suelo después de esa cruel bofetada imagino el final y queriendo hacer reaccionar a Mike le recordó su promesa, sabiendo que era una manera de descubrirse ante Betty , no le importo si eso la salvaba, pero Mike no reaccionó y Betty corrió, todo se volvió confuso de ahí en adelante y vio a Betty metros delante de él desplomándose ya sin vida, Mike como último recurso le arrancó la capucha y Peter solo supo que Betty lo había visto y que bajo unos segundos de silencio ella ya no existía mas y que su vida se esfumaba con un último aliento. Cuando el policía entro, el solo se dejo llevar.
No se defendió en la corte. No hablo durante todo el proceso, y cuando lo encerraron solo odió que el juez no le hubiera imputado una condena mayor.
Condenado a 5 años de prisión, torturándose cada nueva mañana con ese rostro, esa gélida mirada que lo perseguía a toda hora. Salió por buena conducta, y el mismo día que iba a salir quiso hacer lío pero no pudo, otro reo fue culpado por lo que él había hecho, pero el volvió a insistir, parecía que el destino se había enfurecido con él y lo retaba a continuar, lo retaba superar ese dolor, el dolor de la pérdida, el dolor de la frustración, el dolor de la soledad, el dolor de olvidar todo en la noche y recordar en las mañanas, sin palabras para describirlo y sin actos que puedan demostrarlo.
Cuando Peter salió solo tenía un objetivo: volver a la cárcel.
Encontró a sus antiguas juntas, y se enrolo en las más arriesgadas misiones, en las que probablemente la policía siempre daba en el blanco, pero él jamás era culpado, siempre salía libre, y su único objetivo, el único que había tenido, parecía escaparse siempre de su camino.
Aunque se sabe que si te arriesgas, caes, y por más que su camino parecía no querer seguir las decisiones de Peter, al final se dio por vencido, Peter volvió pronto a su celda, y se las arreglo para no salir de allí.
Se hundió en la miseria y si hubiera tenido la oportunidad no hubiera dudo en practicarse el mismo la eutanasia, pero sentía que no debía, él debía cargar con la culpa como castigo. Nunca se superó, nunca se levantó, y… Al final solo llegó a una conclusión: Cargaba con la soledad de dos seres.
Fin

Texto agregado el 14-10-2009, y leído por 103 visitantes. (1 voto)


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