Allí te busco, perdido durante las noches en medio de un vuelo un poco largo y algo sin sentido, paso por encima de los tejados, por el lado de las ventanas de aquellas casas techadas con planas vigas de metal y esos pedazos de madera podrida que nadie toma en cuenta y los veo, veo familias y aunque no las escucho me imagino que dirán, no sé lo que piensan pero, son tantas ya las visitas que les he hecho que se sus historias, mil y una noches te diría lo que veo y otras mil te hablaría hasta que saliera el sol, más aún, tengo mi condena, solo por las noches te puedo buscar.
¿Cuánto tiempo te esconderás?, ¿Cuántos años más, me harás pagar?, si pudiera recordar las noches que te he buscado, no, mejor aún, los días que vivimos juntos ¿Cuán feliz seria yo?, como verás, ya mi tiempo no existe, ya esa cadena que todos llamamos vida está retorcida para mi, solo tengo una inmensidad de cielo para viajar, es lo que me queda, pues, la última vez que te vi fue mi despedida, aquella tarde de gotas frías y sangre derramada, escuché tu dulce voz, me despedí en medio de tu canto, ya no había dolor, no había vida, tu voz fue mi portal de lo que entonces pensé seria la felicidad pero, en ese momento se me impuso mi condena.
Quisiera descansar, ya olvidé como se siente tener sueño; quisiera correr pero, para eso necesitaría mis pies; quisiera reír más aún, necesito animo, al menos aliento de vida, ¿Sabes? quisiera tan solo vivir pero, en tus manos se perdió mi sombra, ya no tengo ese compañero fiel de compañía, esa tarde cambie mi amigo oscuro por una compañera que me aferra, esa niña que vemos todos los días, caminando triste con llanto en sus ojos y dolor en su corazón, llamada Soledad. Ay de mi existencia hetera, si tuvieras con quién hablar, si tuvieras brazos para abrazar, lo único bueno que tienes es la ausencia de ojos para llorar más aún, te falta un corazón para desangrar. Te fuiste cuerpo y llegó mi condena
¿Qué veo en el horizonte?, ¿Serás tú tal vez? ó ¿Será mi vida furtiva de un cuerpo, que hoy tal vez este bajo tierra?, no, no lo es, es solo mi carcelero, aquel hombre gordo de abundante barba y cabellos amarillos, debo volver amada mía, será otro día cuando nos volvamos a ver, se me olvidaba, nunca te dije porque sigo en este mundo terrenal, bueno, cuando me fui lo comprendí, perdóname, es lo que me queda por decir, tú que me diste tus más bellos días y tus más inocentes sonrisas, por favor perdóname y cuando renuncies a este mundo ven a buscarme, ven a liberarme de los grilletes de mi condena de esta eterna búsqueda, así acabará cuando vuelva a verte, cuando nos volvamos a encontrar, así seré verdaderamente libre pues, este mundo que no es mío me ha puesto a penar por mis faltas.
El sol ha salido, volveré a buscarte con la oscuridad de la noche por hoy, tan solo déjame despedirme diciéndote que lo único que lamento desde el día de mi muerte es, nunca haberte amado lo suficiente.
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