La primera vez que escuché ese nombre tan raro, Alzheimer, fue en la consulta del doctor Álvarez. Se lo dijo a mi hija en voz muy bajita, pero yo siempre he tenido un oído privilegiado y puedo escuchar lo que la mayoría de la gente no puede.
Marina le preguntó en que consistía esa enfermedad y el doctor le dijo que debía armarse de paciencia a toda prueba, ya que se trataba de una demencia senil, que esa enfermedad no tenía tratamiento y que era una degeneración anormal del cerebro y el organismo, que sufriría alucinaciones y que mi organismo se iría deteriorando paulatinamente. Yo creo que el doctor es muy exagerado o tal vez se equivocó. La Marina insistió en llevarme, porque siempre pierdo los anteojos o las llaves, a veces también me pongo los zapatos al revés. Pero yo siempre he sido distraída, me acuerdo de cuando iba al colegio y todos los días perdía el lápiz o la goma.
En la tarde, la Marina se lo contó a su comadre, una india negra y fea, que siempre anda husmeando por aquí. La comadre, esa tal Juana, antes era una muchacha muy bonita y simpática, pero desde que la pillé que me miraba por debajo de la cama y se reía de mí, me cae mal y cada vez que puedo le saco la lengua. Ella se ríe y a mí me da mucha rabia.
El otro día me llevaron a la playa, dijeron que el aire marino me haría bien, ya que como muy poco porque no me da hambre y todos dicen que me estoy adelgazando. Me dio mucha risa el Lunes, porque hago cada tontera, sin darme cuenta me puse las medias arriba de los zapatos, estuve riéndome como una hora y fue tanto que la Marina llegó a llorar de la risa y entre mas me miraba mas lloraba. Ahora estoy medio preocupada porque parece que alguien quiere hacerme daño y para molestarme viene y moja mi cama. La Marina dice que yo me hago “pichí” pero eso es mentira, parece que está medio loca.
Cada día me convenzo más de que me quieren hacer daño, anoche vi que había cuatro hombres barbudos en la puerta de mi dormitorio. Llamé a todo chancho a la Marina y cuando ella llegó dijo que no era cierto, que yo lo había imaginado. A lo mejor está de acuerdo con ellos, y en una de esas lo que quieren es echarme y quedarse ellos con mi cama. Ahora ya si estoy casi convencida de que me quieren echar, además la tal Marina parece que ni siquiera es mi hija, en realidad no sé, si es mi hija o mi mamá ¿ o será una nana que yo tenía cuando era chica ? estoy casi segura de que tengo dos hijos. Pero no me acuerdo bien de sus nombres ni de sus caras, claro como hace tiempo que se fueron y me dejaron con toda esta gente en la casa.
Todos estos pordioseros me quieren echar , estoy segura, me echan la culpa de todo lo que pasa. Ayer alegaron cualquier cantidad porque las llaves del gas estaban abiertas, y por supuesto me culparon a mí, los muy estúpidos no se han dado cuenta que son los duendes verdes que están escondidos en el refrigerador. Me volvieron a retar y dijeron que me van a mandar a un asilo si sigo haciendo leseras.
Me molestan tanto, que el otro día pillé la reja abierta y me escapé, se volvieron locos buscándome por todos lados, estaban mas asustados, claro porque si se llegan a enterar mis hijos, los despiden a todos y los echan con viento fresco a la calle. Mientras andaba caminando, me encontré con unos jóvenes muy buenos mozos y nos hicimos amigos, andaban todos vestidos iguales, todos de verde, se veían súper lindos, nos hicimos tan amigos que me invitaron a pasear en su auto y finalmente me dijeron que estuviera tranquilita porque ya me conocían y que ellos llamarían a mis familiares. Yo pensé que llegaría mi hija, pero en cambio la que llegó fue esa mujer, la tal María ¿ o Marina ?, ya ni me acuerdo como se llama, y los trató muy bien , la muy cínica y les dio las gracias diciéndoles que yo tenía las facultades mentales perturbadas. No puedo creer como puede haber gente tan desgraciada para inventar tantas mentiras.
Me volví a arrancar, los muy tontos dejaron las llaves en la puerta, y salí corriendo súper rápido para que no me pillaran. Yo quería ir a ver a mi hermano, para contarle todo lo que me están haciendo. Pero me dicen que él se murió hace tiempo, pero yo sé que es mentira, lo hacen para que no los acuse. Total al final de tanto correr preocupada de que no me pillaran, me pasé de largo y me perdí. Le pregunté a una señora que estaba regando la calle, donde estaba mi casa y me dijo que no sabía, pero que me ayudaría. Buscó en mis bolsillos y encontró una bolsita plástica prendida con un alfiler de gancho, ahí estaban mis datos, así es que me subió a su auto y me llevó a la casa. Pero cuando llegamos, a mi me pareció que no era mi casa, era de otro color, no me acuerdo de cuál color era pero ésta no era, Me taime y no quise comer y cuando vino esa mugrienta de la Mari..... no se cuanto, le di unas buenas patadas y la rasguñé. Así van a aprender estos asquerosos que con migo no se juega, ¡ que se creen ah !.
La cosa está muy peligrosa parece, hoy día me levanté y encontré a un hombre en la casa, y después lo encontré acostado en la cama con esa. La muy chancha me dijo, que si no me acordaba que era su marido y que los guachos chicos que andaban por el patio son mis nietos. Lo único que faltaba, que me quieran meter nietos, claro, para que les deje la casa cuando me muera. no sé que hacer porque son todos unos degenerados, no me atrevo ni escribir lo que los vi haciendo el otro día.
Que mala suerte, estoy en cama desde ayer enferma del estomago, así es que vino el doctor, eso dicen que es, y no me hizo ni caso cuando le dije que me dolía la pierna, me puso una cosa en el pecho y luego en la espalda. Después me preguntó dónde me dolía y se enojó porque le dije que era la cabeza, Pero en realidad ya se me había olvidado y le dije lo primero que pensé. Después se fue a hablar con esos tontos que viven acá y les decía que sus vidas iban a ser un infierno, que mejor me llevaran a un asilo o una clínica. Seguro que es de los mismos y está de acuerdo con ellos, no lo quiero ver mas, nunca mas.
Hace mucho tiempo que no escribía, pero, es que me siento muy rara, no encuentro las palabras y cuando digo algo no me entienden, ayer dije que la mujer esa, era una “Gaspeta” y todos se pusieron a reír , yo me refería a esos pájaros que chupan la sangre, pero los muy ignorantes no lo sabían. Mejor no les hablo nunca mas.
Cada vez escribo menos, porque ya no me acuerdo mucho como se hace, hoy recuerdo algo. Me dan muchas ganas de tocar el piano o la guitarra como antes, pero no me resulta nada. Ni siquiera puedo salir a dar una vuelta, porque la reja está siempre con llaves, y el otro día traté de pasarme por arriba y me caí encima del perro, y el muy tonto me mordió. Yo me paseo mirando para afuera. A veces pasan unas señoras y me tiran dulces, yo me los como sin darle a nadie. Ahora llegó una vieja que se viste de blanco, y le ha dado con darme la comida en la boca y no me deja ni un rato sola, me dice que yo soy cochina, porque como caca de perro y tierra, la muy atorrante no sabe que son los dulces que me tiran las señoras y que están tirados en el pasto, y yo los recojo cuando no me ve, y me los como. Me gusta que se enoje y que pase rabia por mi culpa.
Por fin se fue la vieja pero llegó una mas joven de pelo largo que dice que solo me cuidará por un tiempo, pero se va a tener que ir porque le voy a pegar con un cuchillo que encontré en la cocina, y le voy a tirar el pelo y la voy a patear hasta cansarme.
Lo hice, le tiré el pelo y le di patadas cuando estaba distraída, ella se fue llorando a contarle a esa que vive aquí, y le dijo que se iba porque yo era muy peligrosa. La mugrienta, la india que vive aquí y que se cree la dueña, me retó y dijo que ya la tenía aburrida, que me iba a mandar a un asilo. Esta es muy mala, porque al rato la vi como se reía, se le llegaban a caer las lagrimas de tanto reírse.
En la tarde llegó el viejo que se cree doctor, y les dijo que tenían que darme unas pastillas para que estuviera mas tranquila. Me dan mucho sueño y no puedo pelear, porque me quitan las fuerzas.
Estos infelices me obligan a usar pañales y la degenerada me lleva al baño y me los cambia, y dice que me hago y es mentira, Lo hacen para humillarme. Hoy mi pieza estaba hedionda y había caca en las ventanas, las paredes y la cama y me echaron la culpa a mí. Yo no he podido pillar al cochino, pero, lo juro, yo no lo hice.
También me retaron por pasearme desnuda a las tres de la mañana, dicen que no dejé dormir a nadie, y que como se me ocurre, que es invierno y me voy a enfermar, pero yo sé que estamos en pleno verano y hace calor.
Ya no encuentro a nadie que me entienda, y me diga que es lo que me está pasando. Me doy cuenta de que repito las cosas y no entiendo lo que me dicen. Por lo menos ahora encontré una entretención. Tiro los hilos sueltos de la ropa de cama y los convierto en tiritas delgaditas, como vendas. No me cuesta nada hacerle un hoyito con las uñas, y luego de un tirón, listo ¡ una frazadita chiquitita ¡.
Me llevaron a una casa bien lejos, anduvimos en auto un buen rato, el hombre que iba manejando pidió que me cambiaran los pañales. Porque me había hecho, así es que pasamos a un lugar y “esa” me los cambió. Como decía llegamos a una casa, había una fiesta con harta gente que me saludaba, pero yo no conocía a nadie y no los saludé. Además pasé una rabia bien grande con una desordenada que dejó el abrigo tirado en una cama, y yo por hacerlo mejor lo dejé en el lavaplatos. La mugrienta se puso a llorar, porque dijo que era nuevo y se lo ensucié con grasa. Se dan cuenta, no se puede ser buena con esta clase de gente. También pillé a un gato encima de la cama y agarré la escoba y cuando le pegué se convirtió en la tontona del abrigo. Debe ser bruja, ¡ si pudiera matarla ¡
De nuevo me llevaron a donde hay harta agua, dicen que es la playa. La Mari..... no se cuánto me llevó a caminar por la orilla y como yo no quería ir, porque me di cuenta que me quería ahogar, le pegué y le enterré las uñas. Le saqué sangre y le hice burla y la hice llorar, porque le grité que era “Maraca”, toda la gente nos miraba. Yo me hice la lesa para que no pensaran que yo era la peleadora.
Ahora si que hice una maldad, lo reconozco, cuando el pergenio chico estaba comiendo, le quité el plato, lo puse en el suelo y metí un pie dentro y lo revolví bien. Como se puso a llorar el chiquillo, le tiré las mechas y le hice burla.
Ha pasado harto tiempo que no escribía, el otro día encontré un papel en el velador de la india indecente, no entiendo lo que quiere decir así es que lo guardé debajo de la cama, y se manchó con mermelada. Algo importante que se me olvidaba: vino de nuevo el viejo, el que se cree doctor y estuvo conversando con la tontona esa, y después paso algo raro, fíjense que me abrazó y estaba llorando. Me dio pena la infeliz, no es tan mala después de todo.
He aquí el papel:
“ Memo: hace tiempo que necesitaba escribirte, pues tú te perdiste de la casa. Ven a ver a mamá, hoy estuvo el médico y dice que es poquito el tiempo que le queda, está muy flaquita y ya no reconoce a nadie. Si te contara las cosas que hace, creerías que exagero. Pero, no es así, ella que era una dama, se convirtió en una anciana grosera y agresiva; ya hace tiempo que no sabe como se llama. Ni las empleadas ni las enfermeras me duran y yo tuve que dejar el trabajo para cuidarla. Creo que como hijo, también debes compartir la responsabilidad y por lo menos sacarla a dar una vuelta de vez en cuando, para así, yo también descansar un poco. Tal vez mis palabras suenen duras, no te molestes por ello, pues peor sería el remordimiento que vas a tener que cargar por el resto de tu vida. No te excuses en lo triste y dura de la situación. Debemos afrontarla juntos.
Tu hermana Marina “
¿Cuándo fue la última vez que escribí? No lo recuerdo, ahora ya no recuerdo como se hace, se me olvidan las letras. Estoy muy cansada, me cuesta respirar y tengo mucha tos. Vino un hombre, dice que se llama Memo. Parece que es un tío, me recuerda a alguien, pero no se a quién. No quise hablarle, porque las niñas no deben hablar con desconocidos.
Me llevaron hace un rato, a un lugar, la Posta Central oí que lo llamaban, un hombre vestido de blanco me miró y preguntó:”¿ Que pasa con esta vieja ?”. Vi como la Marina se puso blanca de rabia y se le salieron las lagrimas y retó a grito pelado al hombre de blanco, después se puso reír de nuevo, hasta que le lloraron los ojos, y me tomó no sé como y me puso en una silla de ruedas y me sacó de ahí.
Estoy cambiando, ahora ya no peleo y me hice amiga de la niñita que viene todos los días. Es muy amorosa, me llama “Bibi” y me presta su muñeca rubia. Siempre veo a mi papá en la parte de arriba de la puerta. Me hace señas y aunque yo lo llamo, no quiere bajar. Ya no puedo levantarme, las piernas no se afirman y no pueden moverse. Me trajeron una silla con ruedas para sacarme al jardín. A veces tengo mucho calor y tirito. La mujer me hace cariño y me cuenta unos cuentos bien bonitos y me dice que me quiere, que no la deje. La niñita me regaló su muñeca....
Tengo el presentimiento que hoy es la última vez que podré escribir mis cosas. He ido recordando algo, la Marina en realidad es mi hija, pero ya no puedo decírselo pues la voz no me sale de la boca, hubiera querido decirle que yo también la quiero, que estaba enferma y por eso peleaba.
El corazón parece que se me va a arrancar y tengo mucho, mucho sueño. Siento que me tienen tomada de la mano y escucho un murmullo, como si estuvieran en un a iglesia. Sí, ahora lo sé, hay un curita y dice “Padre nuestro que......
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