eran un hombre y su perro. paseaban juntos todos los días, tres veces al día. la gente les veía pasear juntos por todas las calles del barrio y siempre recibían un saludos o un ladrido... eran dos amigos de verdad. me hubiese gustado que ocurriera algo para demostrar aquella amistad, pero, no era necesario, ambos eran amigos... una vez me acerqué al hombre. le saludé antes y traté de acariciar al perro luego. lo hice. el hombre me dijo que yo parecía ser buena persona pues el perro no se deja tocar mas que por buenas personas o por las perras que se le acercan. gracias, le dije. y así me volví su compañero, compañero de ambos. tuve tana necesidad de verles que hasta le visitaba en su casita que estaba a mas de cinco cuadras de la mía. una sola vez me hizo pasar y cuando lo hizo, el perro me esperaba, alegre como su cola que no cesaba de agitar. de pronto el hombre se sintió muy mal y le ayudé a echarse en su cama. era uno de mas de sesenta, pequeño, calvo y de ojos pequeños y brillantes como luna. no podía hablar, tosía, pero pudo escribir algo: pasea a mi perro, por favor, hasta que me sienta mejor, las llaves están colgadas al costado de la entrada de la casita. ya, respondí, y salí a pasear al perro que apenas le puse su collar y correa se puso muy contento... paseamos por todos los lugares que al perro se le ocurriera, hasta que llegamos a un bosque y pude ver a una manada de perros que parecían esperarle... "espera", me dijo el perro ante mi estupor... le vi correr hacia ellos y luego les pude escuchar. hablaban de sus dueños, de las calles, de los amigos, de la noche y de sus dolores... era algo surreal, pero estaban allí... pasó media hora y al poco tiempo el perro se puso a mi lado y los demás perros volvieron a sus hogares o a sus calles... yo seguí caminando junto al perro y luego de un rato le pregunté: ¿puedes hablar?. no, respondió, luego de rugir, como diciendo que no lo contara a nadie. lo dejé en la casa del hombre y cuando entré le vi sentado, tomando una taza de café. me invitó. iba a contarle lo que había presenciado pero ante la mirada directa del perro, me dije que no... al día siguiente lo fui a visitar, tuve sueños de perros durante toda la noche, pero, nadie salía. la puerta no estaba cerrada y entré. saludé, pero nadie respondía. subí hacia el cuarto del hombre pero nada de nada. de pronto vi que en uno de los cajones entreabierto, habían fotos y mas fotos... y en cada uno de ellos estaba el perro... y eran las fotos de toda su familia, desde que era un niño hsta ya mayor... pude ver una muy antigua en donde una familia vestida de ropa de aquells tiempos tenía al mismo perro... me asusté un poco y cuando me di la vuelta, el hombre y el perro estaban detrás de mí... iba a moverme, pero el perro empezó a reirse como si fuera humano, mientras que el hombre rugía y rugía, como si fuera a morderme. calma, le dijo el perro. ¿no ves que es un amigo?... el hombre sonrío y empezó a acariciar al perro sobre su cabeza. mas abajo, le dijo el perro. no podía moverme cuando sentí que los dos seres empezaban a reir de forma jamás escuchada por mí... di un paso, pero mi cuerpo se cayó... te falta, dijo el perro, sigue así, que pronto lo lograrás... eso hice y comnecé a caminar sobre dos patas, pero cuando quise decir algo, de mis labios salían maullidos y mas maullidos. sí, todo mi cuerpo estaba llena de pelos del mis color negro que el perro del hombre. los miré y pude verme, sí, verme parado junto al hombre de cerca o mas de sesenta años... quise hacer algo al respecto, pero una voz poderosa del hombre me hizo callar. me acarició la cabeza y sentí una gran ternura y amor en todo mi ser...¡qué hermoso!, sentí... me he acostumbrado a estos paseos, y en verdad no ambiciono ser hombre de nuevo. imagino que mi familia estará mas contenta con el perro que soy y no que el hombre que fui, no lo sé ni me interesa, pues, es muy bello salir con alguien que te hace sentir tanto amor y amistad...
san isidro, octubre de 2009
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