Preso del tiempo,
encadenado a la tierra,
mientras la eternidad sigue inerte,
tan simple dentro de tu espíritu
que un día el grito de rebelión tomó.
Anclada tu ánima perfecta
en la simbiosis imperecedera
del bien y del mal.
Más mal que bien,
más oscura ahora
en tu cautiverio.
Transcurren almas idas
al infinito a tu lado,
grotescas despedidas,
cuando tú nunca vez el fin.
Si ya no eres ángel,
ya no demonio.
Qué forma te abraza
en esta eternidad que sigue inerte
lejos de los otros y dentro de ti.
Texto agregado el 12-10-2009, y leído por 106
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